Bloqueos en CU, una raya más al tigre

En esta historia, la UNAM es el tigre, las rayas son los pleitos, las grillas y los obstáculos; y aquel que gana la rifa del tigre, se lleva también una larga lista de pendientes.

Esta mañana, por ejemplo, encapuchados del mal llamado auditorio “Che Guevara”–antes Justo Sierra–, ubicado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, bloquearon el acceso del circuito escolar de Ciudad Universitaria. Para concretar su travesura, estos pillos utilizaron botes de basura e incendiaron una patrulla de la Máxima Casa de estudios.

Se sabe, además, que la protesta de estos “estudiantes” fue para exigir la aparición con vida de Jorge “El Yorch” Emilio Muñoz Esquivel; activista que habría sido levantado por sujetos armados la noche del miércoles, a la altura del Eje 10 Copilco. Según los quejosos, al Yorch se lo habrían llevado sujetos  armados, vestidos de civil, con corte de cabello militar.

Curiosamente, los medios aseguran que el Yorch ya había sido localizado –en buenas condiciones–, en instalaciones de la PGR, incluso antes de que comenzaran los disturbios en CU. Pero eso no importó. Los vándalos de siempre aprovecharon el pretexto para hacer lo que mejor saben: bloquear, destruir y alterar el orden público.

Por eso, aquí creemos que el problema es mucho mayor que un bloqueo y la patrulla incendiada. El problema del auditorio “Che Guevara” –y de sus ocupantes– es uno de los asuntos que el rector anterior –José Narro– no pudo resolver; y tampoco pudo el anterior –Juan Ramón de la Fuente–, y que a casi cuatro meses de haber llegado a Rectoría, Enrique Graue –igual que sus antecesores– no ha mostrado intención alguna de atender o resolver el asunto..

En cambio, el rector ha sido blanco de críticas por atender asuntos que, para muchos, no son fundamentales para la UNAM; por ejemplo, la demolición del “edificio H” de la Facultad de Ciencias Políticas que “daña la vista del Espacio Escultórico”.

Pero hay más. El tigre que se llevó Enrique Graue opera en muy malas condiciones. Prueba de ello es que desde 1999 –e incluso antes– el narcomenudeo en CU parece fuera de control.

Igual que ocurre con el Auditorio Ché Guevara, ni Juan Ramón de la Fuente ni José Narro pudieron con el problema; ¿podrá el actual rector?

Y la lista sigue. Hace una semana se hizo público que la PGJCDMX investiga denuncias por robo a mujeres en las inmediaciones de la Facultad de Ciencias Políticas. Sobre el caso se informó que los presuntos ladrones se escondían tras los muros inquebrantables del “Che Guevara”. ¡Y nadie hace algo al respecto..!

Por cierto, también se sabe que el Ché Guevara es utilizado como motel por estudiantes que pagan a los activistas 100 pesos para tener relaciones sexuales en una especie de cuarto acondicionado para el acto.

Y por si fuera poco, también se sabe que pocos alumnos recuerdan que el nombre original del auditorio “Che Guevara” es Justo Sierra, pues lleva 15 años tomado. Y por si fuera poco, todo el mundo sabe que este recinto es terreno prohibido para los estudiantes de la Facultad y es, en realidad, un paraíso exclusivo para los “líderes del movimiento”; muchos de ellos, estudiantes fósiles.

Y aunque el listado de problemas es evidente, las acciones no lo son. Por eso preguntamos, ¿hasta cuándo Enrique Graue permitirá que un grupo de personas –que ni matrícula tienen en la UNAM–, sigan ocasionando disturbios e impidan el acceso de los estudiantes a sus facultades? ¿Hasta cuando estos “activistas” van a controlar la universidad? ¿Hasta cuándo espacios como la Facultad de Filosofía seguirá siendo el semillero de “estudiantes” como “El Mosh”? ¿Hasta cuándo?