Triquiñuelas de la izquierda

Uno. El salario mínimo.

A Garganta le resulta muy curiosa la campaña que ha emprendido el PRD. Si usted ha estado atento a sus mensajes en medios, seguramente ha visto al jefe de gobierno, Miguel Mancera, al dirigente nacional, Agustín Basave, y a muchos otros con playeras y gorras que despliegan el número 86.33. Como seguramente sabe, ésa el la propuesta de salario mínimo que hace el PRD. Y resulta una campaña curiosa porque, durante dos años, el jefe de gobierno ha intentado convertir el salario mínimo en su estandarte político. Algunos dicen que Mancera ha tenido éxito… otros dicen que no. Por lo pronto, los diputados ya desindexaron el salario mínimo… lo cual permite que deje de usarse como referencia para el pago de cuotas, créditos y sanciones. Mientras tanto… el jefe de gobierno y la cúpula perredista aparecen con sus playeras y gorras… tratando una vez más de posicionar el tema.

Dos. La fallida línea 12

Y a propósito de la izquierda y sus luchas políticas, Garganta se pregunta si el nuevo salario mínimo será capaz de revertir escándalos como el de la fallida Línea 12. Y es que, mientras que el perredismo intenta convencer a todos que su intención es que los trabajadores tengan más y mejores ingresos… para muchos, el PRD es sinónimo de desfalcos, de trampas y de malos manejos. Evidentemente, el mejor ejemplo es la tristemente célebre Línea Dorada. Un proyecto que, desde su nacimiento, fue motivo de escándalo. Primero, se abrió con 10 meses de retraso. Después, supimos que costó 50 por ciento más de lo planeado. Es decir, un sobrecosto de 9 mil 222 millones. Y para rematar, fue necesario cerrarla durante 20 meses para llevar a cabo reparaciones mayúsculas. El gobierno capitalino habría gastado más de mil 100 millones de pesos en reparar la Línea dorada. Además, será necesario invertir 180 millones de pesos al año para mantener funcionando esta Línea. ¡Y todavía hay más..! A principios de diciembre, la dirección del Sistema de Transporte Colectivo tuvo que reconocer que será necesario mejorar el trazo de la Línea.  Según ellos, no será necesario suspender el servicio. Sin embargo, los problemas no dejan de surgir.

Tres. La opacidad de los segundos pisos

Y ya que Garganta se encarreró con la línea dorada del Metro, no está de más aprovechar el impulso y recordar otro gran desfalco de los gobiernos de izquierda. Cuando fue jefe de gobierno en el Distrito Federal, Andrés MAnuel López Obrador construyó segundos pisos en el periférico. Y aunque todo el mundo puede ver la obra, puede usar la obra (cuando no está en mantenimiento) y todo el mundo pagó la obra (por vía de los impuestos)… nadie sabe cuánto costó la obra. Como probablemente recuerda, el señor López Obrador -y su escudera Claudia Sheinbaum—, escondieron los contratos y los costos de la megaobra. Sin embargo, lo que Obrador no calculó es que no sería presidente en 2006. ¿Por qué? Porque el secreto vence en el año 2018… es decir, en medio de la próxima elección presidencial. Seguramente, Andrés Manuel pensó que para entonces ya habría concluido su presidencia… o incluso que tendría el control absoluto del país. No obstante, eso no ocurrió… y de un momento a otro, se conocerá el tamaño del desfalco. Acaso por eso, hace semanas, la Morena de López hizo hasta lo imposible por apoderarse del poder judicial del Distrito Federal. Bien dice el dicho que el miedo no anda en burro.

Cuatro. El desfalco de Tabasco

A propósito del señor López Obrador… viene a cuenta señalar otro gran fraude. En 1994, en una más de sus ocurrencias populistas, Obrador llamó a los tabasqueños a no pagar la energía eléctrica. Como lo oye, según el dos veces candidato presidencial, como los tabasqueños son pobres, no deben pagar el servicio eléctrico. Lo reprobable es que a la vuelta de dos décadas, uno de cada cuatro pesos de la cartera vencida en la Comisión Federal de Electricidad son de Tabasco. Es decir, que de los 37 mil millones de pesos que se adeudan a la CFE, Tabasco debe 10 mil 646 millones. ¿Cómo debemos interpretar esta deuda? De muchas formas. Por ejemplo: Cada tabasqueño debe entre 23 mil y 25 mil pesos a la Comisión Federal de Electricidad. O si lo prefiere… el estado que concentra el cuatro por ciento de la población nacional… arrastra el 25 por ciento de las deudas en servicio de energía eléctrica. ¿Y sabe qué es lo más reprobable? Fácil. Que no sólo los pobres deben la luz. El 10 por ciento de la deuda lo tienen las empresas hoteleras, restauranteras y industriales. Todo esto… cortesía del señor López Obrador.