¡Todos harán fraude!

Más  allá de las encuestas –que a poca horas de la elección arrojan cerrados empates–, el resultado en por lo menos cinco elecciones estatales se conocerá luego de las consabidas peleas en tribunales electorales.

¿Y por qué en tribunales?

Porque en todas esas elecciones veremos políticos que poco o nada saben de los básicos del juego democrático; reglas como aceptar que para hacer posible una victoria electoral obliga la contraparte, una derrota.

Y es que si resultan derrotados los incultos en democracia, asistiremos al regreso de las fórmulas discursivas clásicas; que si hubo fraude, que si la mafia del poder, que si la compra de votos, que si hubo todo tipo de trampas y marrullerías.

En cambio, si esos incultos de la democracia se alzan con la victoria –como ha ocurrido en otros casos–, dirán que las elecciones fueron limpias, sin tacha, impolutas y ejemplares. Es decir, veremos el retrato en sepia –y de cuerpo completo–, de la incultura democrática; veremos a los adoradores del resultado electoral a contentillo.

¿Y quienes son los incultos democráticos?

Todos los conocen. El caso más escandaloso es Veracruz, en donde se avecina un triple empate entre el PRI, la alianza PAN-PRD y Morena. ¿Y por qué Veracruz será el caso más escandaloso? Porque desde hoy podemos adelantar que si son derrotados, Morena y AMLO gritarán que existió fraude. Luego ordenará un éxodo a la ciudad de México, un plantón en Paseo de la Reforma y hasta llamará “gobernador legítimo” al candidato de Morena derrotado.

Pero no será el único. El señor Miguel Ángel Yunes Linares, ex priísta al que no quieren ni el PAN local, tiene lista una batalla en tribunales y no dará por perdida la última oportunidad de ser gobernador de Veracruz. Si es derrotado también gritará “fraude” y no dudará en el circo mediático.

En Puebla, la tara antidemocrática está en el PAN y –especialmente–, en el gobernador Rafael Moreno Valle, ex priísta formado en la rancia cultura de la antidemocracia del SNTE y de la profesora Gordillo. Pero si en Puebla pierde el PAN, el gobernador Moreno Valle “incendiará el estado”, como les ha dicho a sus cercanos, a manera de metáfora de la guerra que emprenderá.

Y es que en Puebla existen evidencias que demuestran que se llevó a cabo una elección de Estado; ello sin contar con las numerosas irregularidades y corruptelas por parte del gobierno estatal.

Pero también en Puebla el PRI gritará ¡fraude..! –y tendrá toda la razón–, ya que el gobierno estatal actúa hoy igual que el viejo PRI. Y la priísta Blanca Alcalá tiene todo para demostrar la elección de Estado.

Tampoco es todo. Si en Tlaxcala el PRD resulta derrotado, toda la dirigencia de los amarillos se encargarán de gritar que se cometió un horrible fraude. Y es que también en esa entidad se ha producido un empate de tercios, en donde la moneda está en el aire, entre PRI y PRD.

La historia se podría repetir en Tamaulipas, en donde el PAN pudiera ganar con su candidato Francisco Cabeza de Vaca; en Aguascalientes en donde la balanza se puede inclinar lo mismo a favor del PRI que del PAN y en Chihuahua, en donde el panista Javier Corral nunca aceptará la derrota.

¿Quién, de los candidatos a gobernador en las 12 entidades en juego, será el demócrata que acepará la derrota?

Hoy podemos apostar a que ninguno será capaz de reconocer que perdió en las urnas. Todos o casi todos tratarán de ganar en tribunales lo que perdieron frente al electorado.

Y es que vivimos una grosera simulación e incultura democrática.

Al tiempo.

Tomado de Milenio