Hace 40 días, en los medios se generó un gran escándalo. La detención y el arraigo de Eric Ulises Ramírez, alcalde de Cocula, fue la nota principal de muchos espacios durante mucho tiempo.
A Ramírez lo detuvieron en compañía de Adán Casarrubias, uno de los líderes de la agrupación criminal Guerreros Unidos.
Acto seguido, el alcalde –que recién había llegado al cargo–, fue arraigado durante 40 días.
Y para sorpresa de muchos, una vez que venció el plazo, la PGR dijo no tener pruebas suficientes en contra del alcalde perredista Eric Ulises Ramírez y lo dejó en libertad.
De suyo, el error de la PGR se antoja absurdo.
Es todo menos lógico que en medio de una crisis de legitimidad, en medio de un grave problema de imagen y en medio de una de las temporadas más complicadas para las instituciones mexicanas, la Procuraduría cometa errores tan básicos.
Es ridículo que se arraigue a un alcalde –con el costo de imagen y político que eso implica– y después lo pongan en libertad por falta de pruebas.
Sin embargo, la pifia de la PGR se antoja de párvulos ante las declaraciones del alcalde de Cocula.
Tan pronto dejó la prisión, el señor Eric Ulises Ramírez aseguró estar confundido. Según explicó, él creía que Adán Sidronio era un empresario. A pesar de su apellido, de su familia y de su reputación, el edil de Cocula sostiene que no sabía que Sidronio era un delincuente…
¡Ternurita..!
