TERCER INFORME: ¿PEÑA NIETO SERÁ AUTOCRÍTICO?

La tarde de ayer el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio, entregó al Congreso el texto del Tercer Informe de Enrique Peña Nieto.

Hoy en un mensaje a la Nación, el presidente dará lectura a un resumen de los primeros tres años de su gobierno y de la evaluación de la primera mitad de su gestión.

¿Qué podemos esperar del Tercer Informe?

Sin duda que el presidente hablará del éxito que significaron para su gestión las reformas estructurales que ya son una realidad. Y salvo las mezquindades de los malquerientes, nadie puede negar que se trata de reformas históricas; nadie puede negar que el crédito es para Enrique Peña Nieto y para los partidos que impulsaron las reformas.

Sin embargo, tampoco se puede ocultar que la implementación de dichas reformas no ha sido la más acertada; sea por deficiencias del propio gobierno, sea por presiones externas, desajustes económicos globales o por crisis económicas detonadas por el gigante asiático, China.

Tampoco se puede negar que los responsables de la economía nacional perdieron tiempo valioso en el primer año de gestión, cuando de manera inexplicable se contuvo el gasto. También resulta inexplicable una reforma fiscal que más allá de las especulaciones y los buenos deseos contuvo el crecimiento económico en nuestro país.

El de la seguridad y la violencia es un tema latente. En efecto, algunos índices de violencia se han reducido, otros se han contenido, pero lo cierto es que la percepción social sigue siendo de preocupación y alarma. El problema es sistémico y no se han desarrollado políticas públicas para resolverlo de raíz.

En los primeros tres años del gobierno de Peña Nieto uno de los grandes pendientes es la comunicación con la sociedad. Para nadie es nuevo que escándalos como la Casa Blanca destruyeron buena parte de la confianza ciudadana en el gobierno de Peña Nieto. Lo más grave, sin embargo, es que hasta hoy no se ha producido una respuesta adecuada para posicionar al gobierno, para explicar el fondo de la crisis de credibilidad y, sobre todo, tampoco se han desarrollado estrategias efectivas para revertir el descrédito presidencial.

Por eso una de las grandes preguntas sobre el Tercer Informe de Gobierno es si el presidente será capaz de un mensaje autocrítico, en donde reconozca no solamente las fallas, las deficiencias y los errores; donde explique lo positivo pero también los claroscuros de su gobierno. Los informes, al estilo priísta siempre han sido el día del presidente. Esa historia debe cambiar para convertirse en el día que el presidente expuso lo bueno y lo malo de su gestión.

Al tiempo.

Tomado de La Silla Rota