Terapia de shopping

¿Cuál es la percepción que, desde afuera, se tiene de la economía mexicana? La Otra Opinión comparte un análisis sobre la situación económica del país. Titulado Shopping Therapy y publicado en The Economist, entregamos una traducción libre del texto.


 

Las acciones de Walmart, el gigante minorista americano, han perdido un tercio de su valor este año. No obstante, las de Walmex, su brazo mexicano, crecieron 30%. Este rayo de sol es sorprendente, ya que el humor al sur de la frontera ha sido, generalmente, sombrío. Una serie de escándalos, que comenzaron en septiembre de 2014 con la desaparición de 43 normalistas en el estado de Guerrero, ha afilado la desconfianza de los mexicanos contra el oficialismo, minado su fe en la aplicación de las leyes y profundizado el pesimismo sobre el futuro del país. Walmex misma fue el centro del escándalo luego de que en 2012 hubo reportes de que se había sobornado a autoridades locales para obtener permisos de apertura de nuevas tiendas.

Y aun así, su boyante desempeño sugiere que, aunque los mexicanos son ciudadanos pesimistas, son alegres consumidores. Las ventas al menudeo (excluyendo nuevas tiendas) se incrementaron en 6.2% en los primeros nueve meses de este año; en 2014, el crecimiento fue de menos de 1% y apenas lo hubo un año antes, de acuerdo con la ANTAD, asociación que representa a minoristas.  Las ganancias de Walmex crecieron más de un quinto entre el tercer trimestre de 2014 y el mismo periodo de este año. Los centros comerciales llenos son una señal alentadora. La economía “está saliendo del bache”, dice Damian Fraser del banco UBS. El empujón llega, en parte, de los Estados Unidos, el enorme mercado vecino. Y aún más intrigante es que las reformas estructurales del presidente Peña Nieto podrían estar comenzando a sacudir la economía.

El crecimiento relativamente fuerte de los Estados Unidos está acelerando las remesas de los mexicanos. Gracias a la devaluación del peso contra el dólar –de casi un quinto desde agosto de 2014– esas remesas tienen más poder de compra. El peso debilitado también es un estimulante para las exportaciones no petroleras y para las compañías que compiten contra proveedores extranjeros en el mercado doméstico. La inflación ha caído de 4.1% en diciembre pasado a la cifra récord de 2.5% en agosto, la cual se halla por debajo del 3% que tenía como objetivo el Banco Central (o Banco de México). Lo anterior ayuda a mantener los salarios reales, motivo del buen espíritu de los consumidores.

Asimismo, es una señal de que las reformas tiene efectos. Con una reforma del sector de telecomunicaciones, el gobierno apoyó la entrada de nuevas empresas para competir con América Móvil, un semimonopolio. Además, se dio independencia al regulador –el Instituto Federal de Telecomunicaciones– y eliminó los cargos por larga distancia nacional en telefonía fija y el roaming que cobraba América Móvil a la celular. El costo de la telefonía fija disminuyó más de 4% entre diciembre de 2014 y agosto de 2015, y las llamadas desde móvil son de 15 a 20% más baratas.

Los precios de la electricidad también han caído; especialmente, para la industria. La compañía estatal de electricidad, obligada por primera vez a competir con empresas privadas, cambió su medio de producción de petróleo por gas natural. La baja de precios quizá ha contribuido a la reciente fuerza que han cobrado las inversiones; en particular, en maquinaria.

El gobierno dice que se empieza a superar una de las mayores causas de los bajos salarios: los trabajos de baja productividad en empresas que evaden impuestos y regulaciones, las cuales suman el 60% de todos los empleos. La evidencia de progreso es irregular. Este año el número de personas en empleos formales se ha elevado a un ritmo anual de 4.4%, su paso más veloz en décadas, dice Luis Madrazo, economista en jefe de la Secretaría de Finanzas. Él atribuye el giro a los incentivos del gobierno, tales como subsidios de 10 años sobre el pago de impuestos a empresas que contraten trabajadores formales, política que es parte de una impopular reforma hacendaria. La demografía también ayuda. Conforme envejecen, los mexicanos buscan con mayor avidez empleos formales que incluyan pensión y seguridad social. Las compañías que ofrecen ese tipo de trabajos  tienen mayor productividad que las informales y más probabilidades de crecimiento.

Algunas de esas reformas tomarán más tiempo en mostrar dividendos, mas ya parece haber avances. El plan de terminar el monopolio petrolero que sostenía Pemex, la empresa del estado, comenzó mal en julio, cuando se pusieron a subasta los derechos para explotar 14 bloques de exploración petrolera y se terminó otorgando sólo dos. Luego de modificar contratos para asegurar a inversores que éstos no les serían rescindidos arbitrariamente, la segunda subasta, realizada en septiembre, resultó mucho mejor; tres de los cinco bloques de aguas superficiales fueron asignados.

Una crucial reforma educativa, que ha sido parcialmente bloqueada por maestros radicales del estado de Oaxaca, también parece reencauzarse. En julio, el gobierno intervino, ayudando al gobierno del estado de Oaxaca a disolver su instituto de educación y conformar uno nuevo con disposición para implantar la reforma. Frenando a un sindicato sin leyes y llevando a cabo licitaciones transparentes del área energética, el gobierno ha mostrado que puede aplicar la ley cuando de verdad lo quiere.

Pero es poco probable que esto impresione a los mexicanos, que continúan furiosos por los escándalos: la desaparición de 43 estudiantes (aparentemente, asesinados por narcotraficantes y policías locales); la controversia que originó la compra de casas por parte de la primera dama y el secretario de hacienda; y el escape en julio de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el criminal más conocido de México, de un penal de alta seguridad. El crimen y la corrupción son prioridad en las preocupaciones de los mexicanos, según indican los sondeos de opinión.

Y tampoco los consumidores podrán, por sí mismos, sacar a la economía del bache en que se encuentra, como señalan los indicadores. El gobierno espera que que el PIB crezca apenas 2.8% en 2015, cifra menor al 3.2-4.2% que se predijo a inicios de año. Madrazo atribuye la decepción a una inesperada baja en la producción petrolera ocasionada por accidentes en Pemex, y a un marasmo en la producción industrial de Estados Unidos a principios de 2015. “Quiten estos dos golpes y a la economía mexicana le está yendo algo mejor de lo que sugieren los titulares”, dice.

Para el siguiente año, el crecimiento será un poco más rápido, pero aún será detenido por las débiles exportaciones petroleras, una política fiscal más apretada y la maldición que representan la informalidad, el crimen y los oligopolios, a los cuales las reformas apenas comienzan a poner en la mira. Pero el optimismo puede estar volviendo. Los ejecutivos mexicanos son los más esperanzados en toda América Latina, y son casi tan entusiastas como sus contrapartes americanas, de acuerdo con una encuesta realizada por la revista CFO. Si los jefes de compañías como Walmex se sienten más contentos, quizá esperan que sus clientes también se alegren.