Sociedad de cínicos

Durante su segundo informe –el 1 de septiembre de 1978–, el entonces presidente, José López Portillo, acuñó una recordada sentencia.

Dijo: “Lo peor que le puede ocurrir a México es convertirse en un país de cínicos”. Han pasado 38 años y todo indica que, en efecto, somos una sociedad de cínicos. ¿Por qué?

Porque un importante sector social –conocidos como “los mismos de siempre”–, guardó silencio cómplice ante la ejecución del periodista de Oaxaca, Elídio Ramos Zárate, a manos de un comando vinculado a la CNTE. Pocos hablan del tema, nadie invoca a la CNDH; nadie llama a la CIDH y la ONU porque el crimen fue cometido por socios de “los mismos de siempre”; aliados de AMLO.

Y esos que hoy guardan silencio –cínicos que callaron cuando murió Gonzalo Miguel Rivas Cámara, al apagar las bombas de una estación de gasolina incendiada por la CNTE–, son los mismos que inventaron el “No más sangre” en la gestión de Calderón; los mismos que hicieron todo por tirar los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto; los inventores del grotesco “fue el Estado” con los 43 de Iguala, los que inventaron la supuesta masacre en Tlatlaya y el escándalo por el fotoperiodista veracruzano asesinado en la Narvarte de la CDMX.

¿Y por qué el silencio cómplice?

Porque los crímenes cometidos por la mafia vinculada a “los mismos de siempre”, no son rentables políticamente; porque desdoran a su “mesías tropical”. ¿Quién, de Morena o de la mafia de “los mismos de siempre”, convocó a una protesta por esa muerte; quien pidió la intervención de la CIDH; quien gritó “fue el Estado” o demandó una investigación?

A nadie importa la vida de Elídio Ramos Zárate, reportero de “El Sur, Diario Independiente del Istmo”, ejecutado de un balazo en la nunca el domingo 19 de junio durante los bloqueos y quema de camiones por parte de la CNTE, en Juchitán, Oaxaca. Y si los criminales pertenecen a la mafiosa CNTE, ¡que se joda el muerto y que se joda la justicia!.

Pero el cinismo va más allá.

Tampoco nada dicen de que Oaxaca es el segundo estado del país –luego de Veracruz–, con más periodistas asesinados. ¿Por qué callan? Porque Oaxaca es feudo de la mafia CNTE, aliada de AMLO y vinculada con “los mismos de siempre”. Si los periodistas asesinados fueran de Veracruz, el escándalo habría sido monumental.

Según datos oficiales, con la ejecución de Elidio Ramos y Zamira Bautista, el número de periodistas asesinados en Oaxaca llega a 12 en una década; ocho en el gobierno de Gabino Cué. ¿Y la justicia? ¿Y las protestas?

Sociedad de cínicos.

Al tiempo.

Tomado de Milenio