Si no los quemaron en Cocula, ¿dónde están?

Hace horas, el grupo de peritos argentinos que participa en las investigaciones del caso Iguala advirtió que no existen evidencias de que los normalistas desaparecidos fueron quemados en el basurero de Cocula. De igual forma, los suramericanos aseguran que no hay vínculos entre los restos hallados en el basurero y los estudiantes desaparecidos.

Por la naturaleza de su trabajo, pareciera que estos peritos –al igual que los enviados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos–, están más interesados en derribar la “verdad histórica” que en explicar lo ocurrido en Iguala.

Es decir, que los investigadores extranjeros se han dado a la tarea de cuestionar, de desestimar y de reprobar el trabajo de las instituciones del Estado mexicano. No obstante, olvidaron ofrecer una explicación alterna. O si lo prefiere, que si estosperitos están convencidos de que los normalistas no fueron incinerados en el basurero de Iguala, tampoco dicen dónde están, qué les pasó, quién los desapareció y por qué los desaparecieron.

Frente a este escenario, las preguntas obligadas serían, ¿para eso los contrataron? ¿su labor es criticar pero no explicar? ¿su trabajo es poner en duda la labor oficial pero no presentar evidencias sólidas de una “verdad alternativa”?

Por cierto, al respecto no está de más hacer dos precisiones:

La primera, que pronto se hará público el dictamen de una tercera comisión de peritos extranjeros; la misma que comenzó a trabajar a raíz de los cuestionamientos de los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Según se sabe, el trabajo de esta tercera comisión evidenciaría los errores en los peritajes anteriores, incluidos el de la CIDH y el de los argentinos. ¿Será, acaso, que los argentinos decidieron adelantarse para sembrar la duda antes de ser exhibidos?

Y la segunda. Que los peritos argentinos parecen olvidar que la PGR utilizó peritajes de la propia Procuraduría, de las agencias de inteligencia del Estado mexicano, de la UNAM, del IPN del Instituto Mexicano del Petróleo y, eventualmente, de la Universidad de Innsbruck, ¿será que todos ellos se confabularon para tratar de engañar a todos? ¿acaso la UNAM y el IPN comprometieron su reputación para que –junto con el gobierno federal–, fuera posible mentir a todos?