Para estas alturas, nadie duda que Marcelo Ebrard huyó del país –y se refugió en Francia–, para evitar saldar cuentas con la justicia.
Ya el escándalo de la Línea Dorada, ya las cuentas poco claras de su administración o ya la adquisición ilegal de terrenos y propiedades… todo indica que Marcelo tiene muchas explicaciones que dar.
Y aunque Ebrard parece decidido a no dar la cara, es muy probable que Ebrard termine rindiendo cuentas. Le guste o no.
En cualquier momento, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictaminará si el caso de la Línea 12 tendrá que resolverlo un tribunal local o uno federal.
Es decir, anunciará si las licitaciones opacas, los trazos mal hechos y el desfalco de millones deberá aclararlo una autoridad capitalina o una del ámbito federal.
Insistimos. Todo hace suponer que Marcelo tendrá que rendir cuentas. ¿Por qué?
Porque en el Distrito Federal, Marcelo no consiguió frenar la reelección de Edgar Elías Azar en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de la capital.
Y en el poder judicial federal son pocos los aliados que le quedan a Marcelo.
Es por eso que, al botepronto, existen los elementos para concluir que sí habrá persecución contra Marcelo Ebrard. Sea en el DF, sea a nivel federal.
