Uno de los daños más graves de los ataques terroristas como el que ocurrió el pasado viernes en París, es la pérdida o debilitamiento de libertades fundamentales.
Nos referimos a libertades básicas como la de tránsito, expresión y de reunión.
Y es que los cobardes ataques por parte del Estado Islámico golpean directamente estos derechos, sobre los que están construidas las democracias alrededor del mundo.
Porque lo que buscan los terroristas con sus actos es precisamente sembrar el temor a los ciudadanos de salir a la calle a caminar, a reunirse en bares, de hacer suyo el espacio público.
Y todo lo anterior resulta es más grave cuando en la cuna de las libertades, Francia, el terrorismo precisamente lastima la libertad al ocio de fin de semana, la libertad a escuchar música, a reunirte con tus iguales, la libertad a la bohemia, a todo lo que representa el Estado francés: cuna y el emblema de ese estilo de vida.
El dilema -luego de los ataques- es si los franceses estarán dispuestos a sacrificar principios libertarios por más seguridad.
Porque cabe recordar que incluso después del 11 de septiembre, en Estados Unidos muchos intelectuales, escritores y periodistas –llamados liberales- dijeron que era preferible sacrificar libertades básicas a perder la vida en atentados como los ya mencionados.
¿Qué harán los franceses, sacrificarán libertad por seguridad?
