¿Rogelio Ortega compra futuro?

En este momento, Guerrero tiene dos gobernadores: uno electo y otro en funciones.

Curiosamente, cada uno de los gobernadores guerrerenses viven en un mundo distinto.

El primero, el que todavía ocupa el cargo, se llama Rogelio Ortega. Era rector universitario y llegó al cargo porque el tristemente célebre Ángel Aguirre pagó los platos rotos por la masacre de Iguala.

Hace días, Ortega tuvo a mal sugerir que no se descuenten los días a los maestros que marchan y bloquean.

Es decir, que el mandatario que va de salida sugirió operar en línea contraria al mandato del gobierno federal y de la Secretaría de Educación.

Por otro lado, el gobernador electo lleva por nombre Héctor Astudillo. Es priista. Hace horas se reunió con el titular de la SEP, Aurelio Nuño, y ambos diseñaron una estrategia para implementar la reforma educativa en su estado.

Insistimos: dos gobernadores en dos mundos opuestos. ¿Por qué la diferencia?

Algunos podrían pensar que la divergencia obedece a que el gobernador saliente es perredista y el que va llegando es priista, el mismo partido al que pertenece Aurelio Nuño.

Pero no. Todo indica que Rogelio Ortega se opone al designio oficial no por simpatía con el magisterio disidente sino por miedo. Y es que, consciente del tamaño de la mafia de la Ceteg, Ortega intentaría construir puentes para no salir en medio del escándalo.

No hay duda, es enorme el miedo de quienes intentan gobernar Guerrero.