Renacido, premios y política

Alejandro González Iñárritu director de cine, sí excepcional, muy bueno pero no para ganar un Óscar.

Me temo que existe una especie de alianza política de los actuales gobiernos de Estados Unidos y México. Efectivamente del partido Demócrata y del PRI, para, cada quien conservar el poder en su respectivo país.

La ayuda se encuentra en el voto latino, el que poblacionalmente representa la tercera parte; pero en las urnas apenas representa el 15 por ciento de ese sector. Votan más los “blancos y los negros” en comparación con el migrante.

Entre las causas de ese abstencionismo se encuentra la desconfianza al sistema electoral en el país de origen. Por ejemplo, en México el abstencionismo oscila entre el 60 y 50 por ciento.

La próxima contienda para la presidencia de los Estados Unidos se prevé muy cerrada. Los Republicanos, en la última contienda electoral para la Cámara arrasaron contra los demócratas. Sin embargo, éstos tienen el poder presidencial. Esta imagen de que cada partido tiene control en cada espacio de poder adelanta un empate técnico.

Los candidatos del partido Republicano han establecido mejores estrategias persuasivas que los del partido Demócrata. El ejemplo mediático se apellida Trump.

En una contienda electoral tan cerrada como la que se avecina esos poquitos votos latinos pueden marcar el triunfo. Los necesita el partido demócrata, a partir de este supuesto es que se están ofreciendo reconocimientos a supuestos líderes, en este caso González Iñárritu.

Efectivamente, no es un líder porque no encabeza un movimiento como tal, pero se ha convertido en un guía de los sentimientos migrantes. Y hace política cuando opina sobre la posición política de Trump.

La cinta el Renacido presenta fallas. Técnicamente se conoce como continuidad. El actor (Leonardo Di Caprio) está severamente lastimado luego de una cruenta y desigual lucha contra un oso. Hasta donde se ve tiene una pierna rota. Llega a un risco (inconcebible, pero bueno…) y desde allá arriba visibiliza el río, con lo cual le llega un hálito de vida -supongo- y en la siguiente escena ya se encuentra tomando agua. ¿Cómo bajó?

Sin tratamiento de por medio (me refiero al actor y a la historia) porque tiene una pierna rota logra recuperar el andar. Por lo tanto la narración carece de credibilidad.

La historia de alianzas políticas se repite entre gobierno gringo y mexicano. En medio de la primera guerra mundial México iba a invadir Estados Unidos con el apoyo de Alemania. El objetivo de los alemanes era distraer a los gringos para que no intervinieran en el gran conflicto. El gobierno británico (Zimmerman) descubrió el pacto y logró que el gobierno mexicano ya no invadiera o entretuviera al norteamericano.

La promesa de los alemanes se concretaba en que México iba a recuperar los territorios de Texas, Arizona y Nuevo México perdidos en 1848.

En la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos ayuda a México. De esta alianza tenemos el milagro mexicano (la actividad económica subió al 7 por ciento del PIB) y que la cinematografía mexicana lograra enorme popularidad en latinoamerica. Reciclan las alianzas.

Hoy el partido demócrata necesita del voto latino, del mexicano porque es el más representativo y para ello gana un exponente nacional premios de cine como lo es Alejandro González Iñárritu.

La reciprocidad llegará en su momento.