Reformas estructurales desincentivan inversión

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento de México para 2016 sería de 2.5 por ciento. Es decir, que según la instancia extranjera –donde el gobierno mexicano no “lleva mano”–, el país crecerá más de lo estimado a pesar de las devaluaciones, de los precios del petróleo y de la efervescencia en las economías del mundo.

Más aún, hace días, el presidente Enrique Peña aseguró que los objetivos de su gobierno se están cumpliendo.

Y para rematar, tanto el consumo en tiendas como la industria mexicana presentaron incrementos de hasta 5 por ciento, si se comparan con el mismo mes del año pasado.

Por eso llama la atención que, pese a las buenas señales, muchos aprovechan cualquier oportunidad –como el cumpleaños del presidente–, para tundir al primer mandatario.

¿A qué obedece la incredulidad y los frecuentes cuestionamientos al desempeño de Peña Nieto?

En entrevista para La Otra Opinión, el Doctor Raymundo Tenorio –economista del Tec de Monterrey– explicó que a pesar de que el crecimiento de México está por encima del promedio, lo cierto es que crecemos menos de lo esperado.

Hace años, al inicio del sexenio, se pronosticaba que con las reformas estructurales creceriamos a ritmos del cinco o seis por ciento. No obstante, eso no ocurrió.

En los hechos, sentenció Tenorio, crecemos como si no se hubieran aprobado las reformas.

¿Y por qué no crecemos como debemos?

Para el Doctor Tenorio, la reforma fiscal aprobada en 2014 desalentó la inversión y, con eso, la producción, la generación de empleo y el crecimiento se fueron hacia abajo.

O si lo prefiere, en el país existe un superávit de mano de obra, la economía no crece y los salarios se debilitan.

Por eso no crecemos como se esperaría y la percepción de avance es limitada.

Finalmente, Raymundo Tenorio explicó que la política monetaria –que controla el Banco de México– ha logrado reducir los efectos perniciosos de la política fiscal. Aun así, la expectativa que generaron las reformas estructurales se quedó en eso, en expectativa; y poco o nada de lo avanzado se tradujo en mayor –y mejor– inversión.