Dice el Senador Roberto Gil Zuarth –presidente de la Mesa Directiva del Senado–, que este martes, el Pleno del Senado de la República aprobará el dictamen de la reforma política del Distrito Federal.
Como seguramente sabe, los senadores recibieron la minuta de la Cámara de Diputados; la minuta fue aprobada en comisiones; hace unas horas tuvo su primera lectura y mañana, martes, se someterá a votación.
Hasta aquí, todo suena muy bien. La reforma política ha seguido su cauce legislativo y parece no tener mayor obstáculo.
Todo apunta a que, luego de años de cabildeo y de intentos fallidos, el Distrito Federal por fin tendrá una constitución y se convertirá en el estado número 32.
No obstante, aquí hemos dicho que existen indicios de que la reforma política es una moneda de cambio.
Es decir, que los grupos mayoritarios en el congreso podrían haber puesto un “precio” a la aprobación de la reforma.
De modo que, si como dice Roberto Gil, la reforma se aprueba mañana en el pleno del Senado, sólo quedará preguntar, ¿cuál fue el precio? ¿en qué cedió la bancada del PRD para concretar este proyecto de años? ¿a cambio de qué se habría pactado la reforma política del Distrito Federal?
