¿Quién la da la bendición a la CNTE?

Al centro se ve el obispo emérito de Tehuantepec, Arturo Lona Reyes; quien oficia misa en una barricada de la Sección 22 de la CNTE.

La barricada se encuentra en la carretera federal 185, en Juchitán; donde hace un par de semanas fue asesinado el periodista Elidio Ramos Zárate.

Según se sabe, “el obispo de los pobres” manifestó su apoyo al magisterio.

También pidió a las autoridades no utilizar la fuerza en contra de los maestros.

De hecho, en su homilía, el prelado advirtió que los canales de diálogo son “insuficientes para devolver la tranquilidad” al pueblo. Eso, remató, “indigna”.
No sobra recordar que en días pasados, la Iglesia católica se ofreció para mediar el conflicto entre la CNTE y el Gobierno.

“En nombre de la sociedad”, el obispo de Tuxtla Gutiérrez –Fabio Martínez Castilla–, pidió a la CNTE liberar las vías de comunicación que mantienen bloqueados los accesos a las principales ciudades de Chiapas y Oaxaca.
Sin embargo, una cosa es mediar el conflicto y otra muy distinta tomar partido.

De hecho, el asunto es incluso más grave si consideramos que la CNTE, la organización por la que ora el obispo de los pobres, es responsable de bloquear carreteras federales, de dejar sin comida y combustible a miles de personas; es responsable de vandalismo, de robo, de secuestro e incluso de asesinato.

¿Será que esos pecados no alcanzan para caer de la gracia del señor Arturo Lona Reyes?

Más aún. Este viernes, el periódico Milenio hizo público que al menos 10 grupos extremos –como la Organización Popular Independiente Emiliano Zapata o el Movimiento de Resistencia Popular del Sureste-Frente Nacional de Lucha por el Socialismo–; nutren los plantones de la CNTE en Chiapas.

Es decir, que el obispo emérito pediría que la autoridad no responda a las agresiones de células vinculadas con la guerrilla, con la disidencia y con movimientos desestabilizadores.

¿El obispo Lona Reyes sabe a quiénes defiende y por quiénes aboga?

Finalmente, tampoco sobra recordar que el Estado mexicano es un Estado laico. Es decir, que las decisiones de la autoridad deben tomarse sin presiones ni sesgos religiosos.

Por eso, cuando el obispo Arturo Lona cuestiona las decisiones de la autoridad y la exhorta a actuar de alguna manera, contraviene al acuerdo sobre el que se construyó el Estado laico.

Por eso insistimos, ¿entenderá el obispo de los pobres el tamaño de su error?