¿Quién dijo que no son homofóbicos?

Una de las acciones más destacadas de rechazo a la homosexualidad proviene del clero católico. La Conferencia Episcopal Mexicana tiene  una estrategia nacional contra la diversidad sexual con claros tintes homofóbicos.

Desde hace algunos años, este rechazo ha tomado forma en voz de los altos prelados para oponerse a que el Estado de Derecho reconozca el matrimonio igualitario y la adopción. Ellos juran que no son homofóbicos pero, como decía el escritor Carlos Monsiváis, es necesario identificar la homofobia cuando se considera social y culturalmente negativa.

Las siguientes declaraciones son más que elocuentes en esta ofensiva discriminadora de quienes hablan en nombre de Dios:

Descalificación y sarcasmo

Con las bodas igualitarias “entra de lleno la teoría de la evolución. Lo que hasta ahora fue hombre y mujer será hombre con hombre, mujer con mujer, hombre con gato, gato con perro, perro con mujer, porque eso es evolución, ¿verdad? (Juan Sandoval Iñiguez, cardenal emérito de Guadalajara). Tenemos una antropología en crisis (Ramón Castro, obispo de Cuernavaca). Van en contra de la naturaleza (Antonio González Sánchez, obispo de Ciudad Victoria y Alejo Zavala, obispo emérito de Zacatecas). Son expresiones del mal (Gonzalo Alonso Calzada, obispo auxiliar de Oaxaca). “El día de mañana se podrá casar un señor con un perrito o con una perrita y van a poder adoptar perritos, dar herencia a los perritos (José María de la Torre, obispo de Aguascalientes). Esto no es homofobia, es respeto a la naturaleza (Rubén Arizmendi, obispo de San Cristóbal de las Casas). El término homofobia es el miedo que tienen los homosexuales a ser hombres (Monseñor Daniel Medina Pech, de Toluca)

 

Fundamento “científico”

“Nuestra convicción está basada en razones científicas, sociales y religiosas” (Faustino Armendáriz Jiménez, obispo de Querétaro y Felipe Pozos Lorenzini, obispo de Puebla).

 

Antinatural y contra el futuro

Que una vez que lleguemos a un grado de degradación muy grande la humanidad misma recapacite (José de Jesús Martínez Zepeda, obispo de Irapuato). No hay futuro (Francisco Robles Ortega, cardenal de Guadalajara). Van contra la especie humana y son ‘uniones estériles’ (Benjamín Castillo Plascencia, obispo de Celaya). “Mañana voy a leer los periódicos para ver qué escriben y para ver de qué parte están; si de parte de la razón o de los invertidos” (José María de la Torre, obispo de Aguascalientes).

 

El matrimonio solo es religioso

Esta ley no puede obligar a la Iglesia. De hecho vendrán a la Iglesia solamente quienes compartan nuestros principios. Que la Suprema Corte meta a la cárcel a los obispos y a los sacerdotes, a quien quiera, pero la Iglesia no puede ir contra la ley de nuestro Señor Jesucristo (Gustavo Rodríguez Vega, arzobispo de Yucatán).

 

Contra Peña Nieto

“Pobrecito el presidente, qué asesores tendrá. Es un error garrafal, otro engaño más. ¿No será que anda buscando gavioto en lugar de gaviota?” (Jonás Guerrero Corona, obispo de Culiacán). El presidente debe reconsiderar su iniciativa y realizar un estudio “profundo y científico” (Carlos Briseño, obispo Ciudad de México). Las reformas promovidas por el presidente son para congraciarse con un grupito que propone cosas inaceptables y se les da luz verde (Rafael Romo Muñoz, obispo de Tijuana). Ojalá que los legisladores se pongan las pilas y no autoricen eso (Antonio González Sánchez, obispo de Cd. Victoria). Las uniones de facto o “legaloides” de personas del mismo sexo son intrínsecamente “inmorales” (Norberto Rivera, cardenal de la Ciudad de México). El episcopado mexicano presentará una propuesta para modificar los términos utilizados para definir la unión homosexual (Sigifredo Noriega Barceló, obispo de Zacatecas).

La lista es más larga pero con estos ejemplos se dimensiona la estrategia mediática. Hace unos años el académico Julio Muñoz Rubio escribió: los homofóbicos “son inmunes a los argumentos, razonamientos y diálogo (…) narcotizados en las catacumbas del intelecto”. Tiene razón. Atrapado en sus sofismas, el clero se exhibe nítido y desvergonzado ante la opinión pública con un odio gratuito y anticonstitucional. La pregunta es cuánta culpa asumirá la CEM por la manera en que los católicos traduzcan este veneno en acciones concretas contra la minoritaria población LGBT.

 

Tomada de Excélsior