¿Qué se dice en prensa nacional sobre los atentados en París?

Ante los ataques del pasado viernes en París, adjudicados al Estado Islámico, surgen varias interrogantes y opiniones sobre el tema. Por esta razón presentamos algunas impresiones ocasionadas por dichos acontecimientos en la prensa nacional.

 

ISIS contra todos nosotros

León Krauze

Para comprender el horror del viernes en París y sus consecuencias, primero hay que entender los motivos de ISIS y el resto de los grandes movimientos fundamentalistas islámicos, desde la segunda mitad del siglo pasado hasta nuestros días. Para ello hay que comenzar con el egipcio Sayyid Qutb, quizá el “escritor más influyente de la tradición islamista”, como lo describe el intelectual estadounidense Paul Berman en su clásico Terror and Liberalism. Qutb, padre ideológico de Al Qaeda, le dio estructura intelectual y propósito al resentimiento de los radicales islámicos del siglo XX. Torturado en prisión por sus creencias, escribió varios libros que se convertirían en la médula del fundamentalismo islámico y su feroz reacción contra Occidente. La influencia de Qutb en la vida de Osama bin Laden, por ejemplo, no podía ser más directa: Muhammad, hermano y heredero intelectual de Qutb, fue profesor de estudios islámicos del futuro jefe de Al Qaeda en Arabia Saudita.

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Terror y muerte en París

Gabriel Guerra

Pocas naciones simbolizan los valores de Occidente como Francia, y pocas han servido de ejemplo, de ideal, para tantos en busca del paradigma de la libertad, la igualdad, la fraternidad.

La Revolución Francesa sirvió de inspiración para incontables movimientos sociales, y la resiliencia del Estado francés frente a los más cruentos ataques de dentro y de fuera es legendaria. Ni los nazis, ni los terroristas domésticos inspirados por la liberación de las colonias francesas fueron capaces de doblarlos, y ahora, enfrentados nuevamente al terrorismo y a la barbarie del fanatismo religioso, los franceses reaccionan con gallardía, con unidad, con respeto a sus principios y valores fundacionales.

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¿Alá versus Jehová?

José Crespo

En estricto sentido, los terroristas islámicos están cumpliendo puntualmente los mandatos que Alá prescribe en el Corán; acabar con los infieles. En ese sentido, los musulmanes pacíficos y tolerantes hacia otros credos son tibios, no acatan la voluntad de Alá, se quedan cortos en su fe. En efecto, Alá ordena en el Corán la persecución de los no creyentes: “Combatid contra los incrédulos que tengáis al alcance”. Son la espada y la matanza, más que la palabra o predicación, los principales instrumentos para la propagación del Islam, así como la absoluta intolerancia a infieles y no creyentes. Lo curioso es que otro tanto ocurre con el dios de los judíos y cristianos, Jehová. Él también ordena la muerte y persecución de quienes no le profesan culto exclusivo. Mata y castiga a paganos e idólatras. Dice a su pueblo que cuando someta a naciones paganas, “has de acabar con ellas sin dejar alma viviente. No contraerás amistad con ellas, ni les tendrás lástima… Exterminarás a todos los pueblos que tu señor dios pondrá en tus manos. No se apiaden de ellos tus ojos”. Dice Jehová en otra parte: “Tomaré venganza de mis enemigos… en sus propias carnes cebarse ha mi espada”. Jehová insiste en la muerte de todo infiel y ofensor a la ley: “En las ciudades que se te darán no dejarás un alma viviente, sino que a todos sin distinción los pasarás a cuchillo”. Lo mismo que Alá.

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Beirut y París: el camino de la paz

Margarita Zavala

La semana pasada, el mundo se conmovió con dos atentados terroristas reivindicados por el autodenominado “Estado Islámico de Irak y Siria” (ISIS, por sus siglas en inglés). Primero fueron las explosiones provocadas por dos terroristas suicidas a las afueras de una mezquita en Beirut, que provocaron más de 40 muertos y más de 200 heridos, incluyendo ancianos, mujeres y niños inocentes que acudían en paz a su centro de oración, o que simplemente pasaban por el lugar. Luego, el viernes por la noche, nos volvimos a horrorizar al saber lo que estaba ocurriendo en París. Al momento de escribir estas líneas, se habla de 132 personas muertas y más de 300 heridas, muchas de gravedad, producto de varios ataques coordinados con explosivos y armas largas en varios puntos de la capital de Francia.

Como ocurre en este tipo de actos, las expresiones de solidaridad no se hacen esperar. El rechazo a ISIS es unánime de parte de los actores internacionales. Y la reacción no puede ser más que de repudio, porque se trata de una organización terrorista que está decidida a matar personas inocentes. Para ISIS los muertos en los ataques no son seres humanos: son “apóstatas”, “infieles”, “cruzados” o “paganos” que no merecen vivir porque forman parte de un mundo decadente, marcado por el pecado.

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Muertos en París y en México: no es lo mismo, pero es igual

Ricardo Alemán

Muchos creen que no hay punto de comparación entre la guerra que declararon Francia y Europa al terrorismo islámico —luego del “Viernes Negro”—, y la guerra que por décadas declaró al crimen organizado el Estado mexicano.

Y seguramente tienen razón aquellos que dicen que no existe punto de comparación entre ambas guerras, sobre todo porque el Estado Islámico mata movido por el fanatismo religioso, mientras el crimen organizado mata porque su religión es el negocio ilícito.

No se comparan las muertes producto del terrorismo religioso, las muertes provocadas por disputas entre bandas del crimen que defiende territorios, mercados y rutas, y las muertes resultantes del choque entre fuerzas del Estado y los cárteles criminales. En efecto, no es lo mismo.

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Breve del Estado Islámico

Héctor Aguilar Camín

Con el asombro que facilita la ignorancia, leo en The Atlantic la pieza de Graeme Wood sobre lo que pretende el Estado Islámico, autor de los atentados de París.

El Estado Islámico quiere volver al siglo VII, cumpliendo a la letra los preceptos de Mahoma y sus primeros seguidores. Se propone establecer el califato en sus términos fundacionales, y expandirlo hasta cumplir la profecía apocalíptica de la victoria final del islam sobre Roma y los cruzados.

El territorio del Estado Islámico, constituido en califato, es mayor que el de Reino Unido.

El califato gobierna —cobra impuestos y expide leyes— sobre 8 millones de personas. Siguen todos ellos los preceptos literales del primer islam, entre los cuales está el rechazo a la paz, la expansión continua del califato por la violencia, el exterminio de los apóstatas (hoy, unos 200 millones de musulmanes chiítas) y un mando tan minucioso sobre la vida privada que incluye cómo curarse los dientes.

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La religión lo envenena todo

Carlos Puig

Del comunicado de ISIS reivindicando los ataques en París:

En el nombre de Allah, el compasivo, el misericordioso.

El todopoderoso dijo: “¡Y ellos pensaron que sus fortalezas iban a defenderlos de Allah! Pero Allah les llegó desde un lugar del cual no esperaban y arrojó el terror en sus corazones para que destruyeran sus viviendas con sus propias manos y las manos de los creyentes. Así que estén advertidos con sus propios ojos”. [Al-Hashr: 2]

En un ataque bendito para el que Allah facilitó todos los cauces para el éxito, un fiel grupo de soldados del califato (que esperemos Allah dignifique y los lleve a la victoria) lanzaron un ataque, apuntando a la capital de la prostitución y la obscenidad, el portador de la bandera de la Cruz en Europa, París.

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Sobre el escenario francés

Juan Ignacio Zavala

Sumisión, la recienten novela de Michel Houellebecq plantea un escenario que desde la aparición del libro llamó la atención: Francia en 2022 gobernada por musulmanes que ganan las elecciones por la apatía de los votantes ante la mediocre oferta política. La novela salió al público el mismo día de la matanza en las instalaciones de Charlie Hebdo. La polémica acompaña desde entonces a la obra. La tragedia en París le da aún mayor vigencia al libro, que es una ventana desde la que se puede ver la influencia de esa religión en aquel país, ahora asolado no por una novela, sino por una realidad que nos espanta a todos. Aquí algunos subrayados.

“La prensa internacional asistió anonadada al espectáculo vergonzoso, aunque aritméticamente ineluctable, de la reelección de un presidente de izquierdas en un país cada vez más abiertamente de derechas”.

“En ese instante se oyó de nuevo ruido de disparos, esta vez muy claros, y que parecían próximos, y luego una explosión mucho más fuerte”.

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París: la invasión por venir

Jorge G. Castañeda

Los atentados de París colocan a Francia y a las potencias occidentales en una situación casi imposible. Por más que se diga que algunos de los autores materiales de la masacre provinieron de Siria disfrazados como migrantes o refugiados, buena parte de los asesinos poseían la nacionalidad francesa. Al igual que los ejecutores de la próxima tragedia en Alemania, EU, Bélgica u Holanda: serán yihadistas residentes de estos países, enloquecidos por la atracción fatal y delirante del Estado Islámico, y de su paso por el “califato” establecido en Siria e Iraq. Lo cual vuelve fútiles los intentos por cerrar fronteras, controlar aeropuertos o confiscar pasaportes: el enemigo es francés, no viene de fuera.

Aunado a la relativa facilidad de conseguir armas de asalto en los barrios bajos de Bruselas, y con ellas quitarle la vida a números importantes de ciudadanos europeos, esto significa que no son evitables nuevos acontecimientos como los de París. O no lo son mientras exista el Estado Islámico, es decir un territorio de donde irradia la autoridad musulmana fanatizada, donde se entrenan los viajeros buscando yihad, y de donde se coordinan los atentados. La única manera de impedir nuevas tragedias consiste en aniquilar a ISIS, y eso requiere de una inversión en tropa, armamento y voluntad política que hasta ahora no ha existido en Occidente

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La sinrazón en París y la imbecilidad en México…

Juan Pablo Becerra-Acosta

Unas horas después de los aberrantes ataques en París, lo que más me impresionó aquí en México fue el alma inmisericorde de no pocos sujetos en las redes sociales, sobre todo en Twitter y Facebook: fustigaban a quien mostrara pesar por la masacre parisina. Son, para decirlo rotundamente, la muestra más nítida del perfecto imbécil mexicano.

Es una vergüenza tener como compatriotas a esas mujeres y hombres de esencia primitiva. Están en su derecho de comportarse rupestremente, pero eso no los absuelve de tener un alma ruin. Hay que ser muy canalla para justificar (o peor, festejar) la carnicería de cientos de inocentes. Y lo que más pena me daba (pena ajena) era la ignorancia atroz que mostraban acerca del llamado Estado Islámico (EI), ese indefendible califato que enarbola la intolerancia religiosa más salvaje (como la que invocando a Dios hubo en Las Cruzadas) para descuartizar a tantos hombres y vejar a tantas mujeres en Oriente Medio.

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“Llorarán y llorarán sin nadie que los consuele”

Juan Calixto Albarrán

Es de llamar la atención la especie de sorpresa y estupor de las buenas conciencias europeas ante la aparición de estos terroristas kamikaze, compuestos por jóvenes franceses de segunda o tercera generación de inmigrantes, seducidos por Al Qaeda o ISIS a través de los caldos de cultivo del odio, la religión y los nulos espacios de desarrollo, prácticamente destinados a reptar en los suburbios olvidados de la periferia.

Discriminación pura que se ha repetido de manera mecánica en un país donde también se ha venido construyendo un espíritu de menosprecio hacia la migración, sobre todo en los sectores conservadores y de ultraderecha, que llegaron a sus niveles más inhumanos con los sirios que huían de la guerra.

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Francia fue advertida, pero no actuó

Irene Selser

Así se desprende de un artículo publicado el sábado por el periodista israelí Ronen Bergman (Yediot Aharonot, “El fiasco de la inteligencia”), donde afirma que hace dos semanas el gobierno de Francois Hollande recibió advertencias de parte de Israel de un notorio aumento en las comunicaciones entre grupos yihadistas en Oriente Medio y posibles activistas en Francia. Citando fuentes de la inteligencia israelí y occidentales, Bergman, experto en servicios secretos, dice que “las comunicaciones tenían como destino varias ciudades en Francia”. Añade que a partie de enero, tras el ataque simultáneo al semanario satíticoCharlie y a un supermecado de comida kósher, “se tomaron sobre todo medidas defensivas”, entre ellas reforzar la vigilancia a delegaciones extranjeras en París, pero no se interceptó a los autores de los atentados múltiples la noche del viernes en París, que dejaron 132 muertos y más de 300 heridos.

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Yihadismo (terrorista) aquí…

Enrique Aranda

A la vista de los trágicos acontecimientos que, otra vez, ensangrentaron París y enlutaron a la comunidad internacional, nada parece más prudente que, sin incurrir en actitudes de pánico injustificado, asumir con seriedad el grave riesgo que para la seguridad de todos los países, de México en particular, constituye el activismo criminal del yihadismo —neologismo empleado para identificar al islamismo terrorista— representado por las hordas criminales del Estado Islámico o ISIS, por sus siglas en inglés.

No hacerlo constituiría una grave irresponsabilidad…

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13 apuntes sobre el viernes 13

Pascal Beltrán del Río

1) A diferencia de las más de 50 acciones terroristas que el Estado Islámico ha realizado en diferentes países desde septiembre de 2014, las del viernes pasado en París mostraron una gran capacidad de coordinación y la elección de blancos altamente simbólicos, como un concierto de rock y un partido de futbol.

2) En un primer momento se habló de unos ataques perpetrados al azar por parte de los llamados “lobos solitarios” —simpatizantes sueltos de ISIS que escogen sus propios blancos—, pero estos atentados, lejos de ser fortuitos, tuvieron un muy afinado propósito de golpear valores de la sociedad occidental.

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La décima cruzada

Víctor Beltri

El atentado en París no es sólo en contra de Francia: sus objetivos son, evidentemente, mucho más amplios. Pero tampoco son en contra de la humanidad entera, como claman Obama y otros líderes mundiales mientras expresan sus condolencias al pueblo francés, sin darse cuenta de que sus —nuestras— propias capitales son el siguiente objetivo de quienes no buscan sino la destrucción completa de la civilización occidental.

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El enemigo es la libertad, la igualdad, la fraternidad

Jorge Fernández Menéndez

Los atentados de París son ataques contra una civilización, contra la gente, contra los espacios de libertad que han construido nuestras sociedades. Lo que buscan es coartar las libertades que son el principal enemigo de un grupo como el Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) y que quiere hacer retroceder a la humanidad al siglo once o más atrás.

El gran enemigo del Estado Islámico no es un sistema político o una religión en particular: lo son todas las que no se identifiquen con ellos mismos, sus enemigos son países, religiones, sectas, otros grupos terroristas como Hezbolá, Al-Qaeda o Hamas. Sus enemigos son las mujeres, los gays, el individualismo, la sola posibilidad de ser diferentes, los intelectuales, porque  se consideran los únicos portadores de la verdad y la quieren imponer haciendo retroceder a la humanidad diez siglos.

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Atentados en París a quienes más afectan es a los musulmanes

Leo Zuckermann

Hace poco escuché a un político europeo, quien fue un buen presidente de su país. Ahora se dedica a dar pláticas donde derrocha su gran inteligencia. Me llamó la atención que, para él, el gran problema de Europa no era económico —Grecia, viabilidad del euro como moneda, imposibilidad de pagar las pensiones de una población envejecida— ni político —resurgimiento de los nacionalismos, crecimiento del populismo o la posible salida de países de la Unión Europea—. No. El principal problema de Europa era la ola de refugiados que estaban tratando de llegar a ese continente huyendo de la violencia.

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El dilema de la libertad

Raymundo Riva Palacio

Los atentados en París tienen varios ángulos inquietantes que se añaden al terror en sí de los ataques. Al menos tres de los ocho terroristas eran ciudadanos franceses –primera generación de inmigrantes de las viejas colonias francesas en África-, y todos sus objetivos fueron a lugares de esparcimiento: el estadio de futbol, un centro de espectáculos, cafés y bares. El mensaje fue claro: alterar la tranquilidad de los inocentes. La respuesta fue igualmente contundente. “Es un acto de guerra”, afirmó el presidente francés François Hollande. “Es un ataque contra el mundo civilizado”, abundó el presidente Barack Obama.

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Declaración de guerra a la civilización Occidental

Rubén Cortés

Es una ingratitud demencial: en la Europa generosa con los perseguidos y la Francia donde se puso fin a la esclavitud y nació la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, siembran el terror aquellos a quienes acogieron y dieron esos derechos: musulmanes nacidos y criados allí.

Porque los ataques que provocaron el viernes 132 muertos en París fueron perpetrados por yihadistas entrenados por el Estado Islámico en territorios que controla en Siria, pero con participación de musulmanes nacidos en Europa, provenientes de amplísimas comunidades sin ánimos de integración.

En estos momentos, Europa está movilizada recibiendo a más de un cuarto de millón de refugiados sirios y la reportera László Petrát, del canal N1 de Hungría, fue despedida por patear a tres de ellos, a uno de los cuales, en compensación, enseguida le dieron empleo como técnico de futbol.

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Un golpe al corazón

Javier Solórzano Zinser

Francia recibió su 11 de septiembre. Siendo París una ciudad eje, el golpe no sólo fue a los franceses, sino también al mundo representado por la capital gala.

La reacción internacional no hace menos otros atentados, como el perpetrado en Egipto también la semana pasada. París representa muchas cosas para el mundo. Es el eje de la política y la cultura y todo lo que pasa en Francia se convierte en tema de atención directa y en muchas ocasiones en una guía.

Lo sucedido el viernes sacude al mundo no porque Francia sea más importante que otras naciones, sino porque el golpe es también a una manera de concebir la vida misma. Tiene que ver con la esencia de las libertades y la democracia, que cuesta tanto trabajo mantener y que es siempre necesario defender.

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La política y los enemigos en Francia

Leonardo Núñez González

Carl Schmitt fue uno de los sustentos teóricos más poderosos para los regímenes fascistas y totalitarios, ya que su concepción del Estado presupone una idea de lo político como algo que se fundamenta en un agrupamiento entre amigos y enemigos.

La política sólo puede extraer su fuerza, menciona, a través de intensas contraposiciones religiosas, económicas o de otro tipo. En última instancia, Schmitt creía que el fascismo podía ser antiliberal, pero no antidemocrático.

Esta afirmación es parcialmente cierta cuando la ponemos a prueba ante la realidad: los movimientos políticos que han adoptado una concepción de amigoenemigo son perturbadoramente violentos en contra de la concepción liberal de igualdad y derechos, pero han tenido una gran aceptación entre grandes cantidades de individuos.

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Migrantes, otras víctimas del terrorismo

Héctor Badillo

Los actos terroristas ocurridos en París la semana pasada y días antes el avión ruso derribado en Egipto, así como los bombardeos incesantes en Siria y otros hechos violentos en países árabes y africanos, ponen en duda si éste es el inicio de la Tercera Guerra Mundial, y más aún cuando la “Guerra Fría” entre Estados Unidos y Rusia ha escalado a tal nivel que las amenazas verbales y el ríspido encuentro que han tenido las dos potencias en territorio sirio alertan sobre una confrontación mayor.

En medio de esta crisis mundial, en la cual el gasto armamentista es tan alto que con él se podría acabar la miseria en todo el mundo, hay un tercer grupo que resulta muy afectado con los ataques ocurridos el viernes en Francia, en los que 132 personas perdieron la vida y otros tantos resultaron heridos.

Son los migrantes que, en busca de refugio, tratan de huir de la violencia y de la miseria hacia Europa, pero ante los ataques terroristas las fronteras de esos países desarrollados han sido cerradas y eso complica aún más la situación.

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“Yo hubiera podido estar ahí”

Bibiana Belsasso

El viernes pasado París nuevamente fue escenario del terrorismo. La capital francesa se sacudió por una serie de ataques coordinados: tres explosiones cerca del Estadio de Francia, tiroteos en dos restaurantes, dos bares y un centro comercial y la toma de rehenes, además del tiroteo en una sala de conciertos y una calle aledaña. De acuerdo con las autoridades, las agresiones han cobrado al menos 128 víctimas mortales y 352 heridos (más de 90 de ellos en estado crítico).

El atentado más grande ocurrió en el Bataclan, una importante sala de espectáculos de París. Se estima que 112 personas fallecieron y otras 100 fueron tomadas como rehenes. Testigos afirman que uno de los atacantes gritó “¡’Allahu akbar’ (Alá es grande), esto es por Siria!”. La policía explicó que, cuando los oficiales irrumpieron en el local, tres de los terroristas activaron sus chalecos con explosivos y un cuarto fue abatido.

¿Qué es lo que buscan estos terroristas? Ayer el diario Le Monde publicó un artículo del politólogo y especialista en Medio Oriente Guilles Kepel. Él dice que el objetivo de estos terroristas es crear una guerra civil. Con ataques terroristas se genera una fobia hacia la inmigración, particularmente hacia los árabes.

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