¿Qué convierte a un hijo en parricida? El caso de los Serment y otro…

En 1985 el periodista Vicente Leñero publicó su novela no ficcionada Asesinato: el doble crimen de los Flores Muñoz, en donde relata, como el subtítulo lo indica, un doble crimen ocurrido en la Ciudad de México, el 06 de octubre de 1978.

El caso narrado por Leñero es de la vida real, y conmocionó a gran parte de la sociedad mexicana debido a la brutalidad que se describe.

Las víctimas fueron el político de Nayarit, Gilberto Flores Muñoz y su esposa, la escritora Asunción Izquierdo, quienes murieron a manos de su nieto, Gilberto Flores Alavez, en su residencia de la Ciudad de México.

El asesino tenía 23 años la noche en la que con un machete acabó con la vida de sus abuelos. Pasó 10 años en la cárcel por el crimen, cuando la condena era de 40, pues se le atribuyó alguna enfermedad mental. Además, sus abogados siempre alegaron que era inocente y que su culpabilidad fue prefabricada; sin embargo, a los pocos días de que se dieron los hechos, él mismo se declaró culpable.

Hoy a casi 40 años de la noticia, el caso sigue con imprecisiones… Y resulta curioso cómo se semeja a un acontecimiento que el pasado viernes se dio a conocer por boca del procurador Rodolfo Ríos Garza: al cineasta León Serment y a su esposa Adriana Rosique los asesinó su propio hijo.

De acuerdo con las investigaciones, Benjamin Serment cayó en contradicciones a la hora de declarar y habría actuado de manera absurda cuando narró el supuesto asalto en el que murió su padre.

De este modo, se dio con los culpables que en total son cuatro, dos asesinos materiales y dos intelectuales.

Los materiales fueron un ex policía y sus esposa, quienes se encargaron de apuñalar al director de cine, y días después de drogar, asesinar y hacer pasar como suicidio el crimen de Adriana Rosique.

Los intelectuales fueron el hijo de las víctimas y su novia, quienes supuestamente guardaban rencores en contra de la pareja.

En el caso que relata Vicente Leñero en la novela no ficcionada, Asesinato, los Flores Muñoz murieron a manos de su nieto porque posiblemente también había intereses económicos de por medio.

En el caso de los esposos Serment – Rosique, otro motivo para dar muerte a ambos fue el cobro de dos seguros de vida. Pero sin duda, ninguna razón es aceptable para cometer ningún crimen, y menos uno en contra de nuestros padres o abuelos… ¿O sí?