Punteros, PRI, PAN et al

El quehacer político (toma de poder) jamás se cansa. Habrá reflujos, esporádicos; nunca fastidio.

El ingenio es resultado de un equipo de colaboradores. Aunque en una cultura tlatoanesca, como la que luce México “el jefe siempre tendrá la razón”, frase que equivale a un autoritarismo.

Esa parte de trabajo en equipo, en la actividad política, es inusual. Salvo que el dirigente tenga visión de estadista; pero en este país es inusitada esa característica.

Así que quienes pretenden ser precandidatos o, mejor aun, precandidatos a la presidencia para el 2018 ya están jugando (va la frase común) sus fichas.

El primero, por ser secretario de Gobernación, Miguel Ángel Mancera, quien desde esa posición recorre las principales ciudades de cada estado. Allí, concentra a un buen número de pobladores y en uso de la palabra -micrófono en mano- se pasea frente a su auditorio. Habla no grita; no sé si la gente esté atenta, las cápsulas televisivas son muy breves y no puedo apreciar los gestos de los invitados.

Vende la imagen de ser un político cercano a la gente; sin embargo, desliza ser de carácter frío, hasta diría inhumano. El ambiente de inseguridad se convierte en su mayor enemigo o su aliado si llegaran a descender los índices.

Manlio Fabio Beltrones, presidente nacional del PRI. Un político político. Su imagen es de un hombre vetusto. Excelente negociador pero el contenido de esos acuerdos no se puede hacer público. Los resultados de las 13 gubernaturas en este 2016 lo catapultan o lo entierran.

Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda. No se le conoce carrera política y carece de carisma. La situación económica mundial y nacional, desde ya le ha afectado con el sector empresarial.

Aurelio Nuño Mayer, también sin historial político y con balbuceantes estrategias en su sector que es la educación. De los cuatro del PRI presenta carisma, pero carece de oratoria.

El que de plano se ha limitado o lo han restringido es José Antonio Meade Kuribreña, el de Desarrollo Social.

Prospectiva política: si llegara a formalizarse la alianza PRD-PAN el PRI estaría obligado a salir unido.

Si el candidato no es del agrado de un sector priista y con la coalición formal PRD-PAN, esos inconformes tricolores podrían darle el triunfo a la oposición.

 

Otros punteros, PAN et al

Los precandidatos de “sangre azul” son dos: Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala Gómez del Campo.

Moreno todavía es gobernador de Puebla y ella es la esposa del ex presidente de la República Mexicana, Felipe Calderón Hinojosa.

El enfrentamiento en este partido se observa entre los maderistas de Gustavo, ex presidente nacional del PAN contra los calderonistas.

El pecado de los panistas es que actualmente se les vincula de manera directa con grupos del crimen organizado, dos son los casos más sonados: la diputada local de Sinaloa, Lucero Sánchez López, quien pasó la noche de año nuevo al lado del Chapo cuando éste se encontraba en la cárcel (tema moral), pero el delito mayor (legal) es que para encubrir su imagen pública utilizó una credencial apócrifa del Instituto Nacional Electoral, y al candidato a gobernador por Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca a quien se le asocia con Osiel Cárdenas Guillén, líder del cártel del Golfo.

Lo curioso de los azules es que son de ideología conservadora pero con fuertes compromisos con “otros” grupos, ya que Sánchez López representa los intereses del Chapo y Cabeza de Vaca del grupo contrario que representa a Cárdenas Guillén. El PAN se convierte en vórtice de esas bandas.

En la protección de los intereses internos de los grupos panistas Sánchez López vigila a los maderistas a través del presidente nacional Ricardo Anaya; mientras que Cabeza de Vaca se inclina por los logros de Felipe Calderón.

De esa deteriorada imagen panista se salva Rafael Moreno Valle.

El PRD carece de pre y hasta de candidatos que sean atractivos. La crisis perredista es del tamaño del universo, ya que para conservarse “unido” tuvo que recurrir a un ex priista -Agustín Basave-.

Morena es Andrés Manuel López Obrador y viceversa. El contenido de su discurso es atractivo para esas mayorías que no votan. Para el partido en el poder cumple su función de dividir a la oposición, y eso le conviene al PRI.

Sólo una gran alianza de todos frente al PRI, lo podrían derrotar.