¿Por qué los tramposos se niegan a aceptar la verdad sobre Ayotzinapa?

Hoy se cumplen dos años de que el crimen de los normalistas de Ayotzinapa tuvo lugar en el municipio de Iguala, Guerrero, y la historia ha sido manipulada tantas veces por los  tramposos que buscan ganancias político-electorales con el tema.

Tres de estos manipuladores responden a los nombres de Andrés Manuel López Obrador, Epigmenio Ibarra y el mismo vocero de los padres de los normalistas, Vidulfo Rosales, quienes no se han cansado de repetir la mentira de que fue un crimen de estado, a pesar de que se ha demostrado que el único responsable de que la familia Abarca llegara al poder municipal fue el mismo Obrador.

Es por eso que los culpables de la desaparición de los normalistas son los de Morena, el PRD, la CNTE y las mafias del narcotráfico coludidas con ciertas autoridades y grupos políticos.

Sin embargo, la mentira sigue siendo replicada por todo el mundo bajo el supuesto fin de dar a conocer la verdad, pero en realidad el único objetivo es desprestigiar al gobierno de México, el cual ha invertido recursos y tiempo en una investigación que los tramposos se niegan a reconocer.

Hasta el día de hoy, hay 130 detenidos por el crimen de los estudiantes y un sin fin de testimonios han dado a conocer lo que ocurrió la noche del 26 de septiembre de 2014.

Por ejemplo, en su columna de este día, Jorge Fernández Menéndez otorga el testimonio de Agustín García Reyes, alias “El Chereje”, quien revela los instantes más importantes para entender el crimen:

“El Chereje”, detenido desde octubre de 2014, cuenta que al llegar al basurero, “El Jimmy”  estacionó la camioneta y ambos empezaron a bajar a los estudiantes que traían atrás, los jalaron de los pies y los arrojaron al piso, boca abajo y otros cuatro (que iban en otra camioneta pequeña) estaban vivos.

Al bajarlos, los interrogaron y uno de ellos, apodado “El Cochicoloco”, dijo que fueron a Iguala por la esposa de Abarca.

“El Chereje” también contó cómo dispararon en la cabeza a unos 20 o 25 estudiantes y posteriormente jalaron los cuerpos a la orilla del basurero. Los normalistas que quedaban vivos fueron bajados del camión y asesinados a palazos.

El testimonio revela que una vez que todos estuvieron amontonados en el basurero, a su alrededor se hizo un circulo con piedras, se les arrojaron 20 litros de gasolina y diesel, y se les prendió fuego con un encendedor.

Luego de se les echó leña, botellas, llantas y cualquier plástico para avivar las llamas. Los sicarios estuvieron presentes hasta que se consumieron los cuerpos e incluso a uno de éstos, “El Jona”, se le retó a comer la carne humana y al hacerlo aseguró que sabía bien.

Al mismo tiempo otro sicario, “El Pato”, señaló que los cuerpos ardiendo olían mejor que cualquier otra carne asada.

“El Chereje” dijo que al enfriarse las cenizas, las recogieron con la mano, con botellas y con una pala, y  las vertieron en unas ocho bolsas de basura. Enseguida partieron al río San Juan, donde fueron arrojadas.

El testimonio del delincuente que hoy se encuentra preso confirma la versión de las autoridades; sin embargo, a pesar de ésta y otras pruebas, los mentirosos se empeñan en negar la verdad… ¿Por qué será?