¿Por qué aspiramos a la vida de los narcos?

 

A inicios del nuevo milenio, Arturo Pérez-Reverte publicó su novela La Reina del Sur donde cuenta la historia de Teresa Mendoza, una mexicana que triunfa en España no precisamente en el lado de lo legal, sino en todo lo contrario y es que dedica sus días al contrabando y al narcotráfico.

La novela nos presenta a una mujer que luego de la adversidad se convierte en una emprendedora visionaria y de gran capacidad intelectual, apasionada, que lleva una vida donde los lujos, los hombres y la amistad son las constantes.

Es decir que Teresa Mendoza podría funcionar como un ejemplo a seguir, pues tiene todas las cualidades que harían feliz a cualquiera, o eso nos han hecho creer.

Resulta curioso cómo esta novela, que después fue llevada a la pantalla chica por Telemundo y Antena 3, fue parteaguas para lo que conocemos como “narcocultura”, la cual es responsable de que hoy millones de personas idealicen la vida de aquellos que se dedican al negocio de las drogas.

Sin embargo, los testimonios, las noticias y un sinfín de delincuentes que hoy se encuentran presos, como El Chapo Guzmán, nos deberían dejar claro que las cosas en ese ámbito no son color rosa, sino rojas… Y que nadie en su sano juicio debería anhelar o aspirar a pertenecer a un cártel de donde sabemos, la única forma de salir es con los pies por delante.

El periódico El País publicó el día de hoy un reportaje en el que el hijo de Pablo Escobar, Juan Pablo Escobar, asegura que la vida de un narcotraficante es mucho peor que lo que muestran las pantallas y las páginas de los libros que abundan en este género.

Para él, la serie de Netflix Narcos está dulcificada y pinta una verdad que dista mucho de la realidad.

“Es imposible cuidar la imagen de mi padre. No mintamos. Él mató a unas tres mil personas”, dice el testimonio de Escobar hijo.

En la novela de Arturo Pérez-Reverte, La Reina del Sur, la historia de la mujer está contada de tal manera que el lector o televidente crea un vínculo emocional con el personaje de la ficción, y nunca desearía que sus planes y negocios ilícitos sean descubiertos.

En la vida real, los ciudadanos deberíamos anhelar, en lugar de la vida de los narcos, que en algún momento las autoridades de todo el mundo puedan idear políticas que de una vez por todas terminen con el narcotráfico que millones de vidas ha cobrado en nuestro país y en muchos otros, ¿o no?