Mientras que Enrique Ochoa Reza avanza como el único aspirante a dirigir el PRI, las dudas y los cuestionamientos se acumulan.
Si bien muchos lo ven como una alternativa al priismo tradicional, lo cierto es que de la teoría a la práctica existe un trecho amplio. Así lo explicó el Doctor Marco Arellano –analista político–, en entrevista para La Otra Opinión.
El experto advirtió que la falta de trayectoria –y de colmillo–, del eventual dirigente plantean tres grandes interrogantes:
La primera, ¿Enrique Ochoa puede controlar al partido o será un actor que no polariza las fuerzas del pasado con las del nuevo PRI?
Para el Doctor Arellano, la débil militancia de Ochoa Reza y su formación académica lo convierten en un dirigente que no polarizará las fuerzas del partido y que permitirá la operación del tricolor.
La segunda, ¿Ochoa Reza dará confianza y estabilidad política a los intereses que se agrupan en el PRI?
Más allá de la CTM y otras fracciones que ya se aglomeran en torno a su postulación, Marco Arellano pregunta si el nuevo dirigente contaría con el apoyo de los viejos priistas, de los caciques del partido.
Y la tercera, ¿será Enrique Ochoa un árbitro con los tamaños políticos para mediar los ánimos de la sucesión?
La respuesta a esta pregunta sigue en el aire.
