Periodistas buenos y malos

Gil lo leyó en su periódico MILENIO, en una nota de José Antonio Belmont y Óscar Rodríguez en Oaxaca. Elidio Ramos Zárate fue asesinado a unas cuadras del periódico El Sur de Juchitán, donde trabajó más de diez años. Le dieron dos tiros en la cabeza unos encapuchados. Ese mismo día, cuentan Belmont y Rodríguez, lo habían amenazado por tomar imágenes de los saqueos en comercios y la quema de autobuses durante las protestas de la CNTE en Juchitán. Ivonne Flores, subdirectora de El Sur, con quien estuvo en contacto hasta su ejecución dijo: “A las 15:58 horas hablé con él y me dijo que estaba ‘muy feo por allá, muy peligroso, ya nos amenazaron de que no vayamos a tomar fotos y, si lo hacemos, que nos atengamos a las consecuencias”.

Gil ha recordado los asesinatos de la colonia Narvarte donde fueron salvajemente asesinadas cinco personas, entre ellas una activista y un fotoperiodista, Rubén Espinosa Becerril. Al día siguiente de estos crímenes, organizaciones sociales, prensa militante, activistas y no pocos suspicaces sospechaban, y con razón, del ex gobernador Duarte, nefasto entre los nefastos.

Un gran escándalo estalló cuando se insinuó que el móvil del asesinato del fotoperiodista era que no había móvil. Gamés extraña a esas voces, a esos indignados a la hora del asesinato de Elidio Ramos Zárate. ¿Ninguno de ustedes tiene una hipótesis? ¿Alguna idea sobre los encapuchados que lo ultimaron? Al parecer hay periodistas buenos y periodistas malos, y no todos van al cielo de la consagración militante. Unos ascienden al cielo; otros, vagan por el mundo como fantasmas.

Humo

Gil ve desde esta página del directorio a los cicateros profesionales, a los desmitificadores del mérito ajeno que solo defienden la casa sin ver las casas de enfrente. En fon. Gamés se encorcora (gran verbo). ¿Y dónde están los integrantes de Artículo 119 y sus aliados? Toc-toc. No hay nadie en casa. Caracho. Pues no se lo tomen a mal a Gil, pero son ustedes unos simuladores de tamaño monumental, unos defensores de humo de la libertad de expresión. A ver, repitamos, señores: unos encapuchados le dieron dos tiros en la cabeza a un reportero después de amenazarlo y exigirle que no tomara fotografías.

Desde luego Gil no tiene la menor idea de quiénes sean los asesinos de ese reportero, pero está convencido de que sus colegas y organizaciones civiles que se ocupan de estos casos deberían exigir una investigación. ¿Podríamos enterarnos de cosas desagradables? Sí, a veces uno se entera de cosas feas; ¿de esas cosas horribles que la santa iglesia de la ideología prefiere guardar en el confesionario? Sí. Gil no ha leído cartas públicas condenando este asesinato, ¿ustedes, sí?

Del mismo modo (muletilla huérfana de patrocinador), Gamés no ha leído alguna carta de estos activistas donde con cierta vehemencia rechacen la violencia (cia-cia),  no solo la represión, sino la violencia, una postura en la cual opten por la lucha política, siempre civil y sin armas, como única forma de afrontar los problemas reales de México.

Que Gil sepa, los combativos periodistas, activistas (istas-istas) u organizaciones sociales no se han manifestado, ¿oh sí?, y Gil vive en la luna de Valencia, como decía su extinta madre. Repitamos, por no dejar, Elidio Ramos fue asesinado de dos balazos en la cabeza después de ser amenazado por tomar fotografías de saqueos y quema de autobuses. ¿Así o más fuerte?

Periodismo

Decía Savater: “El periodismo trascendente combate y piensa, informa y debate, entretiene y educa, acelera y frena la curiosidad por lo real. Asume la claridad de perfiles sin renunciar al choque de lo paradójico o lo inesperadamente audaz. Nunca pretende cruda y directamente alcanzar la poesía, pero a veces resulta poético sin querer (…) para que la vida del periodista no sea mera frustración (aunque hay frustración en la vida de todo periodista honrado) es preciso que encuentre el periódico al que su talante corresponde”.

Gil siente las tufaradas de los periodistas que siempre combaten por una causa, que van y vienen por las cañerías de la ideología y salen de ellas como si se hubieran untado la loción más fragante del planeta. Y cuando realmente hay un asunto que requiere el concurso de sus modestos esfuerzos (digo, para entendernos) desaparecen y dejan al muerto tirado en la calle. Para cierto periodismo triste, los asesinos solo provienen de un solo lugar, de una misma orden, de una misma arma; si se trata de sospechar, pies en polvorosa.

Ricardo Tapia Anaya

Su periódico Reforma ha publicado una encuesta sobre las preferencias de la militancia panista a la hora de elegir un candidato a la Presidencia. Quedó así: Ricardo (Tapia) Anaya: 44%; Margarita Zavala, 41% y Rafael Moreno Valle 15%. Gil recuerda: salgo en muchos espots, pero se trata de difundir al PAN, no tengo aspiraciones, estoy tranquilo, mju. Ahora, Ricardo Tapia tiene un lugar natural a la hora de las precandidaturas. Diablo de muchacho, diría la extinta abuela de Gil.

La máxima de Cicerón espetó en el ático de las frases célebres: La honradez es siempre digna de elogio, aun cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho.

Gil s’en va