Panama Papers no es periodismo: Levario

Las revelaciones conocidas como Panama Papers no son un trabajo periodístico. Así lo dijo a La Otra Opinión el periodista Marco Levario, director de la Revista Etcétera.

Levario asegura que la filtración de más de 10 millones de documentos que exhiben a los políticos, deportistas, artistas y empresarios que suelen ahorrar e invertir en paraísos fiscales son eso: filtraciones. Es decir, que el trabajo periodístico no está hecho.

El periodista argumentó que las filtraciones son el punto de partida del trabajo periodístico. O si lo prefiere, que el periodismo demanda tomar la información, procesarla, contrastarla, ponerla en contexto y definir si se trata –o no– de actos ilegales.

Por lo pronto, al exhibir a los que ahorran o invierten en paraísos fiscales, no se demuestran comportamientos sancionados por la ley. Y es que, mientras los paraísos fiscales son legales, la falta a la norma llega cuando el dinero abandona su país de origen sin antes cumplir con las obligaciones fiscales.

En otras palabras, que hasta confirmar que las filtraciones de los Panama Papers son, en realidad, malversaciones y manejos ilegales de dinero; entonces no existe información relevante, periodísticamente hablando.

Por eso, para Levario, más que una revelación histórica tenemos datos en bruto; más que un golpe contundente tenemos millones de datos que deben ser procesados; más que periodismo serio tenemos propaganda.

En opinión del periodista, casos como los Panama Papers convierten a los medios y a las redes en una suerte de tribunales cuando, en los hechos, los periodistas no deben operar como fiscales. Mientras que el profesional de la información está obligado a verificar datos, a investigar y a cerrar el paso a la incertidumbre; la autoridad –y sus fiscales–, son los responsables de emitir juicios y de sancionar a quienes considere que caen en falta.

Por eso, para Levario, adelantar crímenes, dar por ciertos casos de blanqueo de capitales o acusaciones por evasión fiscal es caer en un periodismo irresponsable y altamente dañino.

Desafortunadamente, continuó Marco Levario, el periodismo mexicano está muy cerca de los supuestos y lejos de los hechos. En el país solemos privilegiar el rumor, el escándalo y en sensacionalismo. Pocos prestan atención a las certezas y al trabajo periodístico formal.

Por ejemplo, durante semanas, los medios han hablado de la supuesta hija del Chapo, del supuesto hacker que habría colaborado en la campaña de Enrique Peña, de los supuestos delitos de Humberto Moreira, de las supuestas faltas de Javier Duarte; de la supuesta acción ilegal de Marinos y Soldados en Tlatlaya y Tanhuato; de la supuesta acción del Estado en el caso Iguala; de las supuestas violaciones a derechos humanos y de los supuestos casos de tortura generalizada. En pocas palabras, no abundan los medios que comprueban su información, que verifican sus datos y que reemplazan los supuestos con certezas.

Y es que en México son muchos los medios –digitales e impresos–, que utilizan al periodismo como instrumento político, como una herramienta para golpear a los enemigos y como una maniobra para acarrear agua al molino de las causas que defienden estos espacios.

Desafortunadamente, las víctimas de este periodismo torcido son sus lectores, sus audiencias y sus radioescuchas. ¿Por qué? Porque en vez de emplear al periodismo como una invitación a la reflexión, a la pregunta, a encontrar los matices o a evaluar las situaciones; muchos ven a las audiencias como una masa de maniobra que los consolida como tribunales mediáticos que emiten juicios y dictan sentencias basados en su línea editorial.

Casos como los Panama Papers nos recuerdan que al periodismo militante lo que menos le importa es la información. A estos mercenarios de la información lo que preocupa es la farsa de la primicia y el circo mediático; lo que importa es sembrar las dudas, revolver el río… y luego salir a pescar.