Otro plantón en el DF

Dicen los cronistas que el Distrito Federal es la ciudad de los palacios. Dicen los automovilistas que es la ciudad de los embotellamientos. Dicen los extranjeros que es la ciudad de la fiesta. Dicen los intelectuales que es la ciudad de la cultura. Sin embargo, pronto serán muchos los que califiquen a la capital mexicana como la ciudad de los plantones.

Durante meses, la CNTE obstruyó, afeó y prácticamente controló la explanada del Monumento a la Revolución.

Una mal llamada protesta en contra de la reforma educativa, tuvo a un puñado de maestros viviendo en un lastimoso plantón.

Luego de semanas, nadie sabía si las carpas estaban vacías, si los que estaban ahí eran maestros o si se trataba de oaxaqueños.

De lo que no había duda es que el plantón de la CNTE se había apoderado del Monumento a la Revolución.

Y curiosamente, a los pocos días de que muchos aplaudieron que la Coordinadora abandonara su plantón, la Ciudad de México sumó otro de estos tristes espectáculos a la lista.

En esta ocasión, los protagonistas del plantón fueron los supuestos padres de los 43 normalistas desaparecidos.

Según dicen, quieren hablar con el presidente, con el secretario de Gobernación o con la Procuradora. Su intención, afirman, es lograr que se lleve a cabo otra investigación del caso Iguala.

Sin duda, estas personas tienen todo el derecho de exigir una investigación clara, profesional y que no deje espacio a dudas.

No obstante, también están obligados a explicar quién los tiene en las calles, quién financia sus plantones, quién paga sus movilizaciones y quién los usa como ariete en una guerra política.

¿O será que ellos tampoco saben quién es?