Este lunes, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, presentó el Plan de la Escuela al Centro. Es decir, su propuesta de reformas para convertir a las escuelas en el Eje del sistema educativo nacional.
Según el titular de la SEP, el proyecto se concentra en seis acciones:
Uno. Reducir la carga burocrática de los maestros y de los directores con la creación de un subdirector administrativo y con la eliminación de buena parte de la información que se pide a las escuelas.
Dos. Autonomía presupuestal para que las escuelas financien su operación cotidiana.
Tres. Fortalecimiento de los Consejos Técnicos Escolares –el espacio para planear, compartir y mejorar la vida escolar–; además, cada escuela podrá elegir cuándo llevar a cabo estas reuniones, ya que hoy día, todos los centros de estudio llevan a cabo estas reuniones el último viernes de cada mes.
Cuatro. Participación social más efectiva a través de la consolidación de los Consejos Escolares de Participación Social donde participan los padres de familia y sus asociaciones.
Cinco. Un calendario escolar más flexible que se adapte a las necesidades de cada región. Es decir, las escuelas decidirán si su ciclo escolar durará 185 ó 200 días.
Y seis. Escuelas de verano. Las escuelas públicas ofrecerán actividades deportivas, culturales y de reforzamiento académico durante las vacaciones de verano.
¡Qué bueno que el secretario de Educación se muestre tan preocupado por la mejora en las escuelas..!
¡Qué bueno que alguien se atreva a modificar algunos esquemas que parecían intocables..!
¡Qué bueno que Aurelio Nuño adelante que su labor consistirá en redignificar las escuelas y rescatar a los alumnos y maestros..!
Sin embargo, no sobra preguntar, ¿dónde acaba la labor del secretario y empieza la del precandidato presidencial? O si lo prefiere, ¿no será que Nuño hace campaña con la educación pública?