OPLEs, mapaches educados

Cuando se aprobó la reforma política electoral más reciente –En la primera mitad de este sexenio– nos dijeron que la nueva norma garantizaría la legalidad, la transparencia y la profesionalización de los procesos electorales.

Sin embargo, en Chihuaha, Chiapas, Hidalgo, Oaxaca y Veracruz hemos visto que eso no es cierto.

En Chiapas, el 20 de febrero, el INE ordenó la remoción de tres de siete consejeros del árbitro local porque no respetaron el mandato de paridad de género de candidatos.

Y hace horas, el Tribunal Electoral acordó la destitución de los cuatro consejeros que quedaban en el órgano electoral, por “notoria negligencia” e “ineptitud manifiesta”.

En Chihuahua, el 20 de abril, renunció el secretario ejecutivo del OPLE por diferencias con el consejero presidente.

En Veracruz, el 5 marzo fue despedido Moctezuma Lobato, secretario ejecutivo del organismo electoral, porque habría operado para el PRI. En su lugar se colocó a Héctor Roa, quien también fue destituido por presuntos vínculos con el tricolor.

En Sinaloa, los consejeros electorales permitieron el registro de la alianza del PRI, PVEM y Panal aún cuando la documentación se entregó fuera del plazo estipulado.

En Oaxaca, el OPLE ayudó al PAN a modificar las listas de aspirantes a diputados con tal de que no perdieran el registro.

En Hidalgo, todos los consejeros electorales fueron denunciados por el PAN ante la Fepade por obstrucción del proceso electoral.

¿De qué se trata?

En entrevista para La Otra Opinión, el Doctor Christopher Ballinas –experto en derecho electoral–, explicó que las destituciones de consejeros electorales dejan ver que los elegidos para operar los llamados OPLEs no saben hacer su trabajo, no son profesionales y no deberían estar en el cargo.

Ballinas sostiene que un consejero electoral –ya estatal, ya nacional–, debe ser sensible y capaz. No obstante, en los casos antes mencionados, los funcionarios electorales dejaron ver que no son lo uno ni lo otro.

En pocas palabras, que en algunas entidades, la selección de consejeros electorales fue un fracaso.

¿Y cómo se explica esta falla?

Según Ballinas, lo anterior corresponde a una profesionalización de los llamados mapaches electorales.

Es decir, que quienes antes se limitaban a robar urnas, a alterar el conteo de votos o a intentar echar abajo el sistema de conteo de sufragios; hoy se dan a la tarea de estudiar, de construir una reputación, de contar con una buena trayectoria y entonces, ocupar un espacio en los árbitros electorales para operar en favor de algún partido político.

En otras palabras, que los partidos cultivan consejeros electorales a modo para que defiendan sus intereses pero que, en los hechos, no son aptos para servir como árbitros electorales.

¿Cómo respondería a esto el INE?