Ohio, tan similar a México por la marihuana

Luego que el presidente Enrique Peña Nieto finalmente se posicionó en favor del uso medicinal de la marihuana, México y Estados Unidos parecen estar en el mismo canal en materia de consumo, control y regulación de la cannabis.
Sin embargo, los puntos de encuentro no se limitan a la política antidrogas. En realidad, tanto México como Estados Unidos comparten la descomposición social y la violencia inherente al tráfico de drogas.
Para estas alturas, en México se ha vuelto común leer sobre ajustes de cuentas, narcomenudistas, y cárteles del narcotráfico. No obstante, en Estados Unidos –aunque no son ajenos a la delincuencia organizada–, los casos de violencia criminal son menos frecuentes.
Acaso por eso, el asesinato de ocho miembros de una familia –presuntamente relacionados con el cultivo de la marihuana–, encendió todas las señales de alerta.
Este fin de semana –en un hecho que ha indignado a los habitantes de la comunidad rural de Pike, Ohio–, fueron asesinados siete adultos y un adolescente que tendrían relación con el cultivo de marihuana.
Según las autoridades de Ohio, el hilo conductor entre los asesinatos serían las operaciones relacionados con el tráfico ilegal de marihuana. Por eso sostienen que el móvil del asesinato sería el tráfico de cannabis.
Al respecto, no está de más recordar que el año pasado, los habitantes de Ohio se negaron a legalizar el consumo de marihuana. En una consulta abierta, el 65 por ciento del electorado de Ohio –uno de los estados más poblados de Estados Unidos– se posicionó en contra del consumo lúdico de marihuana.
Sin embargo, el próximo noviembre, los habitantes de Ohio podrían avalar el uso medicinal de la hierba.
Por eso, no está de más preguntar, ¿no se supone que la regulación y la legalización de la marihuana serían un golpe devastador a las redes criminales? ¿no nos dijeron que al abrir las puertas al consumo de cannabis se pondría un alto a la violencia criminal?
Casos como el de Ohio, en un país donde –poco a poco– el consumo de marihuana se regulariza y se sientan las bases para la legalización de la droga, dejan ver que hace falta mucho más que eliminar las barrera al consumo para terminar con la violencia criminal que acompaña el tráfico de sustancias ilícitas.
En este momento, en estados como Alaska, Colorado, Washington y Oregon, el consumo, la producción, la compra y la venta de marihuana son una realidad desde hace meses.
Además, en México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló el derecho de los adultos para consumir marihuana.
Aun así, en ambos países sigue la violencia criminal relacionada al tráfico de drogas.
Por eso, ante estas dos realidades –unidas por el denominador común de la violencia–, viene a cuenta preguntar, ¿basta la regularización de la marihuana para frenar la violencia criminal? ¿no será que, con casos como el de Ohio, se confirma que alguien intenta tomarnos el pelo?