Obama, el mejor vendedor de armas de fuego

La ironía es mucha: aunque en el discurso el gobierno de Barack Obama, presidente de los Estados Unidos, ha buscado regular la venta de armas en su país, su periodo al frente de la Casa Blanca ha tenido índices históricos en –¡sorpresa!– venta de armas.

De acuerdo con The New York Times, desde 2009 hasta hoy, el mercado de armas de fuego en Estados Unidos ha registrado varios máximos históricos. ¿A qué se debe?

Gregor Aish and Josh Keller, los autores del texto, señalan que esto se debe, en gran medida, a las iniciativas que plantean la regulación de la venta de armas. Los números indican que cada que Obama toma los micrófonos y lo propone, no pocos estadounidenses salen directo a su tienda de rifles, pistolas y escopetas, a hacerse de una. “De hecho, el presidente Obama ha sido el mejor vendedor de armas de fuego”, dice Brian W. Ruttenbur, analista de una empresa de servicios financieros.

Y las evidencias son claras.

En 2009, la llegada de Barack Obama al poder significó, paralelamente, un éxito para la industria de armas. Enero, el mes en que tomó protesta como presidente, registró el primer máximo histórico de su administración: se vendieron 1.2 millones de armas de fuego.

El segundo y mayor vino cuatro años después, en enero de 2014.

Luego de la masacre en la escuela primaria Sandy Hook , en Connecticut, las ventas se mantuvieron estables hasta que, a fines de diciembre de 2013, Obama pidió vetar los rifles de asalto. Al siguiente mes, se reportó la venta de 2 millones de armas de fuego.

¿Qué sucede con una parte de los norteamericanos? Al parecer, su apego a las armas y su defensa férrea y necia de la segunda enmienda constitucional los mueve a que, cada vez que se pone en a discusión su “derecho” a estar armados, realicen una especie de compra de pánico.

¿Y tener más armas en las calles es la solución a sus problemas? La respuesta se tiene tras cada tiroteo y tras cada uno de los muertos que se suman a las estadísticas. Pero, más allá de la frontera, pocos son los que pueden o quieren entender.

Fuente: The New York Times