Nuño sigue en campaña

Sin duda es un acierto que el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, anuncie que la dependencia a su cargo dejará de pagar a los comisionados sindicales.

Sin duda es un logro que el gobierno federal haga público que –al no pagar a los comisionados–, se ahorrarán cerca de mil millones de pesos al año.

Y sin duda es positivo que el dinero ahorrado –según Aurelio Nuño–, se utilice en la capacitación de los maestros mexicanos.

Sin embargo, también es cierto que Aurelio Nuño utiliza la SEP para crecer su imagen y sumar apoyos.

También es cierto que el ex jefe de la Oficina de la Presidencia intenta aparecer como el prototipo del servidor público eficaz, eficiente, efectivo y capaz.

Y también es cierto que Nuño hace campaña desde la SEP.

Es evidente que con la llegada de Nuño se resolvieron las trabas a la reforma educativa, desapareció la oposición violenta de la CNTE y se implementaron con éxito los cambios a la ley que rige al sistema educativo del país.

No obstante, llama la atención la insistencia con que Nuño busca aparecer como un funcionario de soluciones rápidas; llama la atención la necesidad de aparecer como un funcionario moderno y llama la atención que Aurelio Nuño parezca, por donde se vea, un político en campaña.

Lo peculiar, sin embargo, es que Aurelio Nuño no está sólo en la carrera por la candidatura presidencial del PRI.

Junto con el titular de la SEP se encuentra el también eficiente, eficaz, efectivo y puntual secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. El mismo que fue capaz de detener –dos veces– al criminal más buscado del mundo y que igual atiende asuntos de política exterior o aparece en mangas de camisa frente a la turba inconforme de estudiantes del Politécnico Nacional.

A lado de Osorio también figura el eficiente, eficaz, efectivo y puntual presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones; quien hasta ahora ha pactado candidaturas de unidad en cinco estados que elegirán gobernador en junio y seguramente apostará todo su capital político a los resultados del proceso electoral que tendrá lugar en cinco meses.

Y al final de la lista –un tanto rezagado–, aparece el secretario de Hacienda, Luis Videgaray. El hombre de las confianzas del presidente, su antiguo jefe de campaña; la voz que susurra al oído de Enrique Peña Nieto. No obstante, la caída en los precios del petróleo, la devaluación del peso y otros escándalos en materia económica, parecen haber descarrilado a Luis Videgaray. Aun así, junto con Nuño, Osorio y Beltrones, participa en la contienda por la candidatura presidencial.