No hay sentencias dictadas contra presuntos torturadores: Wallace

En septiembre de 2015, Juan Méndez –relator especial de la ONU sobre tortura–, solicitó permiso al gobierno mexicano para llevar a cabo una visita de trabajo al país.

Sin embargo, la secretaría de Relaciones Exteriores respondió que no sería posible atender a Méndez pues era necesario colaborar con otros expertos que habían anunciado sus visitas con anterioridad.

Y anteriormente –el 9 de marzo de 2015–, el mismo Méndez presentó un informe en materia de tortura ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. En aquella ocasión, el relator habló de una crisis generalizada en materia de Derechos Humanos. Sin embargo, el gobierno mexicano demostró que Juan Méndez sólo había acreditado 14 casos.

En entrevista para La Otra Opinión, la activista Isabel Miranda de Wallace explicó que el tema amerita ser tratado con gran importancia y seriedad. Pues el señor Méndez vino al país a improvisar un reporte que provocó un gran daño y lesionó la imagen de México ante el mundo.

Es así que, en opinión de Wallace, Méndez habría intentado emplear el tema de la tortura para sacar de la cárcel a convictos procesados. Esto a pesar de que el propio relator aceptó que no contaba con una metodología definida.

En esta lógica, la activista sugiere que Méndez habría buscado regresar al país para enmendar la plana y tratar de enmendar las relaciones que lesionó. Sin embargo, el gobierno mexicano habría preferido esperar a que se nombre un nuevo relator –en el último trimestre de este año–, y entonces abrir la puerta a nuevas investigaciones.

Por lo pronto, otros países –incluso en Europa–, han desconocido el trabajo de Juan Méndez. Prueba de ello es que en México, pese a las acusaciones –algunas poco serias–, no existen antecedentes de jueces que dicten sentencias por casos de tortura.

Es decir, que criminales recuperan su libertad cuando alegan tortura, las víctimas son ultrajadas una segunda ocasión pero no existen sanciones para los oficiales que, supuestamente, torturan a los presos y a los detenidos.

Y entonces preguntamos, ¿cómo ayuda el trabajo de individuos como Méndez a corregir esta situación?