Para nadie es un secreto que el terrorismo se propaga –de forma alarmante– por todo el mundo. Cada año, el terror cobra la vida de víctimas inocentes. Para ello, las organizaciones terroristas han desarrollado complejas estrategias de reclutamiento para nutrir sus filas. En el proceso han cometido perversidades como sumar a niños y niñas que, eventualmente, son obligados a cometer todo tipo de atrocidades.
Organizaciones como Boko Haram y el Estado Islámico han encendido las señales de alerta en el planeta entero. Y es que estos terroristas suelen secuestrar a menores de edad para convertirlos en fanáticos capaces de inmolarse en nombre de algún ser supremo.
Actualmente, Boko Haram –uno de los grupos terroristas más crueles del mundo– mantiene bajo un yugo de terror a cientos de comunidades africanas. Nigeria, según se sabe, es una de las naciones más afectadas. Los afiliados al Boko Haram suelen atacar mezquitas, iglesias y escuelas; secuestran y violan niñas; matan civiles, desaparecen aldeas y dejan ver que cuando se trata de violencia y maldad, no conocen límites.
A todas luces, Boko Haram no tiene piedad. A las niñas y adolescentes que secuestran las convierten en terroristas.
De acuerdo con el testimonio de mujeres que han escapado del Boko Haram, a las niñas las entrenan para esconder bombas bajo su ropa; para matar –rápidamente– a cientos de personas en escuelas, mercados o centros de refugio. Incluso, las preparan para atacar por la espalda a sus enemigos.
Tan solo en 2014, Boko Haram utilizó a 105 mujeres –entre ellas varias niñas– para cometer todo tipo de ataques suicidas.
Las autoridades africanas advierten que estas acciones no se pueden controlar o erradicar. Según ellos, los soldados no pueden abrir fuego en contra de niñas o mujeres que parezcan sospechosas.
A pesar de que los gobiernos han tratado de dialogar con el grupo extremista, nada han conseguido y las víctimas van en aumento.
El caso que más ha conmocionado al mundo ocurrió en 2014, cuando Boko Haram irrumpió en una escuela de Nigeria y secuestró a 300 niñas. Muchas no fueron encontradas.
Y aunque personalidades como Michelle Obama, primera dama de Estados Unidos; Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Pazo; o la actriz Emma Watson iniciaron una campaña para regresar a las menores a sus casas… nada ha pasado.
Con información del New York Times.
