Nicolás Maduro aplasta la libre expresión

No hay duda, el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela suena a dictadura, opera como dictadura y se ve como dictadura. Por eso insistimos que el gobierno de Maduro es una dictadura.

Prueba de ello es la grosera censura que aplica su administración por la vía de trabas y obstáculos a quienes viven de la palabra y la información.

La historia la cuenta el portal Letra Roja:

 

El diario venezolano El Carabobeño saldrá de circulación este viernes por una falta de papel que atribuyó a la censura por su postura crítica frente al gobierno, que acusa a los medios privados de tomar partido en el debate político.

“Hoy se está concretando un vil zarpazo contra uno de los más sagrados derechos del ser humano: el derecho de estar informado. Ha llegado el impensable día en que El Carabobeño pone fin a sus ediciones impresas”, señaló el diario en un editorial publicado en portada.

La nota explica que “se agotaron las gestiones en procura de la asignación de divisas -monopolizadas por el gobierno, que aplica un control cambiario- para pagar deudas por insumos adquiridos en el exterior”.

Carolina González, jefa de redacción del periódico, contó a una radio local que “hubo ofertas y presiones, se nos pidió suavizar la línea editorial, pero decidimos mantenernos firmes (…) porque estamos al servicio de la gente y no de un gobierno”.

Añadió que durante el último año el diario, con sede en la ciudad de Valencia (centro-norte) envió insistentemente solicitudes para la compra de papel sin respuesta por parte de las autoridades.

En febrero de 2015, El Carabobeño, que había sido un periódico estándar desde su fundación en 1933, se vio obligado a cambiar el formato a tabloide y reducir su número de páginas.

González agregó que las dificultades para conseguir los rollos comenzaron en 2013, cuando el gobierno del presidente socialista Nicolás Maduro creó una corporación que controla la importación de papel para prensa.

“Esa empresa define la cantidad de papel que se va a dar y a cuál medio se le va a dar”, explicó a la AFP Carlos Correa, director de la organización no gubernamental (ONG) Espacio Público.

Correa cuenta que en los últimos meses El Carabobeño buscó materia prima al costo del dólar paralelo, que se cotiza 121 veces más caro que la menor tasa oficial.

-“Debate contaminado”-

Según Correa, el cese de circulación de El Carabobeño “es un capítulo más en la dinámica de hostigamiento que se está presentando en Venezuela para los diarios impresos”.

El activista dice que desde 2013 dejaron de imprimirse ocho periódicos de provincia y un suplemento por falta de papel y problemas financieros asociados al retiro de publicidad oficial, primordialmente.

Los prestigiosos El Nacional y El Universal, que circulan en todo el país, han alertado sobre niveles críticos en sus reservas de papel desde 2014.

Algunos como La Nación -con sede en San Cristóbal (Táchira, oeste)-, se vieron obligados a reducir el número de páginas. Otros, a modificar su periodicidad, como el caso del diario Tal Cual, frontal opositor al chavismo, que se convirtió en semanario en noviembre pasado.

La AFP buscó una reacción sobre el caso de El Carabobeño por parte del ministro de Comunicación, Luis José Marcano, cuyo despacho prometió gestionar.

“Si algo es innegable en este país durante los últimos años en materia de comunicación es que el ejercicio de la libertad de expresión es cada vez más amplio”, dijo Marcano recientemente, destacando el impulso a los medios comunitarios y señalando que la discusión en torno a la libertad de prensa está “muy contaminada por el debate político”.

Maduro también niega las acusaciones de censura y sostiene que algunos medios pretenden estar por encima de la ley y apoyan las maniobras de la oposición para derrocarlo, como asegura ocurrió durante el golpe de Estado que sacó brevemente del poder al fallecido presidente Hugo Chávez en 2002.

Propietarios de medios privados han denunciado que el gobierno también hostiga a los profesionales de la prensa a través de procedimientos penales y administrativos.

Hace una semana, David Natera, director del Correo del Caroní, fue condenado a cuatro años de cárcel por difamación e injuria a raíz de una publicación que reveló un presunto caso de corrupción en la industria estatal del hierro en Bolívar (sureste).

Su caso está en apelación, por lo que continúa en libertad.

Antes, en octubre pasado, un juez venezolano ordenó que la policía obligue a directivos de El Nacional, Tal Cual y el portal La Patilla a comparecer ante un tribunal para responder en una demanda por difamación interpuesta por el diputado Diosdado Cabello, número dos del chavismo.