Muertos en París y en México; no es lo mismo, pero es igual

Muchos creen que no hay punto de comparación entre la guerra que declararon Francia y Europa al terrorismo islámico –luego del “Viernes Negro”–, y la guerra que por décadas declaró al crimen organizado el Estado mexicano.

Y seguramente tienen razón aquellos que dicen que no existe punto de comparación entre ambas guerras, sobre todo porque el Estado Islámico mata movido por el fanatismo religioso, mientras el crimen organizado mata porque su religión es el negocio ilícito.

No se comparan las muertes producto del terrorismo religioso y las muertes provocadas por disputas entre bandas del crimen que defiende territorios, mercados y rutas, y las muertes resultantes del choque entre fuerzas del Estado y los cárteles criminales. En efecto, no es lo mismo.

Sin embargo, el resultado es o parece igual. ¿Por qué? Porque al final se trata de vidas perdidas; miles de muertos por actos terroristas y miles de muertos por la pelea entre bandas que disputan el negocio criminal y que chocan con las fuerzas del Estado.

Es igual porque tanto el terrorismo islámico que aterroriza Europa como el crimen organizado que atemoriza México parecen o son incontenibles; porque en los dos casos la muerte vienen de poderes fácticos para los que no existen fronteras sino objetivos de poder y porque en los dos casos los Estados Nación han fracasado en su combate.

Es igual porque sea el terrorismo Islámico, sea el terror del crimen organizado, en ambos casos se logra el mismo objetivo; miedo, inseguridad y debilidad institucional en regiones completas en donde las grandes carencias son la paz y las libertades democráticas y en donde las instituciones garantes de esas libertades son rebasadas cotidianamente.

Es igual porque sea en Europa o sea en México la violencia y el miedo al terrorismo y al crimen organizado provocan éxodos –mayores o menores–, entre la población civil indefensa…

Es igual porque si se trata de condenar la barbarie y la saña criminal del Estado Islámico, no son menos escalofriantes la barbarie y la saña empleadas por las bandas criminales en México; que martirizan sin piedad como el caso de los 43 de Iguala; el crimen espantoso de San Fernando, en donde casi 80 personas fueron masacradas; matanzas como Salvárcar, el bombazo en la plaza de Morelia un 16 de septiembre; como el derribo de un helicóptero de La Marina, como desollar policías o militares…

Y es igual porque ni en Europa, ni en Estados Unidos ni en ninguna parte del mundo los Estados han podido contener o someter al terrorismo, mientras los cárteles criminales siguen intocables en México y en otros países en donde han sentado sus reales.

Lo que no es igual es que ante el terrorismo los ciudadanos del mundo se vuelcan solidarios con el país atacado y con las víctimas, mientras en México los ataques del crimen organizado son utilizados con fines políticos y electorales para debilitar al Estado mexicano.

Mientras el mundo aplaude que Francia responda con una declaratoria de guerra al Estado Islámico, en México los enemigos del Estado ridiculizan a los gobiernos que declaran la guerra al crimen organizado.

Durante el gobierno de Calderón esos mexicanos achacaron a su gestión las muertes producto del enfrentamiento entre bandas y a causa de la represión del Estado a los criminales. Al gobierno de Peña le achacan la tragedia de Iguala y le exigen que declare culpable al Estado por la muerte de los 43 de iguala.

¿Quiénes son esos mexicanos?

Al tiempo.

Tomado de El Universal