Durante meses, han circulado las mismas imágenes: En algunas se ven despensas; en otras se ven templetes y hay más en donde se aprecian autobuses de pasajeros.
¿Y sabe qué tienen en común?
Que todo lo que se ve en las imágenes se pagó con recursos de Morena.
O si lo prefiere, que todos se financiaron con dinero público.
Y es que a pesar de su honestidad valiente, de su austeridad republicana y de su política de manos limpias; en Morena operan igual que en el PRI, el PAN y el PRD.
Incluso peor, en Morena parece no existir una división entre el partido y su líder; el señor Andrés Manuel López Obrador.
Por lo anterior, el dinero de las arcas públicas no sólo se gastaría en propaganda de un partido; en realidad se iría a la campaña presidencial adelantada del señor López Obrador.
Si quedan dudas de que Morena sigue los pasos del PRI –y de todos los partidos que cuestiona–, basta echar una mirada a su bancada en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México.
Como sabe, por pura mezquindad política, Morena no participa en las comisiones de la Asamblea.
Además, de los poco menos de 240 dictámenes, puntos de acuerdo y posicionamientos que Morena presentó en tribuna, todos fueron rechazados.
Y para rematar, Morena se ha negado a todos los proyectos e iniciativas del gobierno capitalino.
Por eso, dicen los enterados que la bancada de Morena es improductiva, es ineficiente y parece ser poco útil.
Pero eso no es todo. La bancada de Morena es tramposa y opaca.
De acuerdo con El Financiero, los 20 diputados locales de Morena tendrían, en total, 192 asesores.
En otras palabras, una bancada que no trabaja, que no legisla y que no produce… tendría, en promedio, 10 asesores por legislador.
Más aún, el coordinador de asesores, Jesús Salazar Velázquez, se llevaría al mes poco más de 108 mil pesos. Mientras que la subcoordinadora tendría un sueldo de 68 mil pesos.
El resto de asesores, cabe señalar, se llevarían entre 10 mil y 50 mil al mes.
¿Quiere otra “imagen” para el enojo?
Algunos de estos asesores encabezan proyectos del partido –no de la bancada– como los amparos en contra del Reglamento de Tránsito de la Ciudad de México.
En resumen, a la vista de todos, la Morena de López Obrador utiliza las instituciones y los recursos públicos para alimentar su ambición presidencial. Y lo hace, además, sirviéndose con la “cuchara grande”.
¿Ésa es la renovación de México?
