#MásPoesía Salvador Díaz Mirón

 

El fantasma

 

Blancas y finas, y en el manto apenas

visibles, y con aire de azucenas,

las manos -que no rompen mis cadenas.

 

Azules y con oro enarenados,

como las noches limpias de nublados,

los ojos – que contemplan mis pecados.

 

Como albo pecho de paloma el cuello;

y como crin de sol barba y cabello;

y como plata el pie descalzo y bello.

 

Dulce y triste la faz; la veste zarca…

Asi, del mal sobre la inmensa charca,

Jesús vino a mi unción, como a la barca.

 

Y abrillantó a mi espíritu la cumbre

con fugaz cuanto rica certidumbre,

como con tintas de refleja lumbre.

 

Y suele retornar; y me reintegra

la fe que salva y la ilusión que alegra;

y un relámpago enciende mi alma negra.

 

Cárcel de Veracruz. El 14 de diciembre de 1893

 

Tomado de la antología de Juan Domingo Argüelles: Poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días.