Mancera, el sepulturero de AMLO

La apuesta es de alto riesgo.

Se trata de intentar la reunificación de todas las izquierdas en apoyo a un solo candidato presidencial.

Pero no, ese candidato no se llama Andrés Manuel López Obrador, porque la nueva tendencia de izquierda no considera a AMLO y a Morena como de izquierda.

No, el verdadero aspirante presidencial por las izquierdas se llama Miguel Mancera, es jefe de gobierno de la Ciudad de México y, hasta hoy, el más aventajado candidato presidencial de tres de esos partidos de izquierda.

Y si bien no es nuevo que Mancera trabaja para la sucesión presidencial,

lo nuevo es que intenta construir una candidatura a partir de dos novedosas e inéditas variables que, combinadas, podrían potenciar un verdadero trabuco para junio de 2018.

Y el primer paso es la reunificación de las llamadas izquierdas. Es decir, el jefe de gobierno construye una alianza político-electoral –rumbo a 2018-, que lo apoyaría en sus ambiciones presidenciales. Algo parecido a la fórmula que utilizó López Obrador en 2006 y 2012, quien consiguió el respaldo del PRD, PT, y de Movimiento Ciudadano.

Pero está claro que esa no es ninguna novedad. Y menos si sabemos que

Miguel Mancera ya tiene en la bolsa el respaldo del PRD, y de Movimiento Ciudadano y que está muy cercas de amarrar al PT, a pesar de que el partido de Alberto Anaya le debe la vida al PRI.

Además, tampoco es nuevo que Mancera estableció importantes puentes de apoyo con lo más radical de la CNTE y con organizaciones campesinas de todo el país a las que –literalmente–, escrituró la ciudad de México para sus marchas.

En realidad todo lo anterior es lo que haría cualquier político habilidoso, con olfato y talento políticos.

Pero lo verdaderamente nuevo –en la estrategia de Mancera rumbo a 2018–, es que además de esa alianza con todas las izquierdas, el aún jefe de gobierno sacará a relucir dos “cartas marcadas”.

La primera es una candidatura independiente. ¿Y eso qué significa? Elemental, que Miguel Mancera –fiel a su objetivo de origen–, le apuesta a participar en política al margen de la militancia en los partidos políticos.

De ese modo, veremos a Mancera como candidato presidencial independiente, respaldado por el principal bloque de partidos y organizaciones de izquierda, pero abierto a el apoyo de millones de ciudadanos apartidistas, independientes, anti priistas, anti panistas y anti lopezobradoristas.

Y, la segunda carta, que ya está en marcha y es visible, es la posición pública contra el gobierno federal. Incluso, de confrontación con el presidente Enrique Peña Nieto. Y en este caso, han sido notorias las escaramuzas de Mancera con la gestión de Peña.

Así, por ejemplo, Mancera peleó por el salario mínimo, luego por el doble no circula, mas adelante por el bono de capitalidad, después por el agua, por la basura y, en el extremo, hasta por la muerte del gorila Bantú.

La pelea de hoy, entre Mancera y el gobierno de Peña Nieto, es uno de los mayores choques entre el gobierno de la Ciudad de México y el de Enrique Peña Nieto. Y es una disputa por el dinero público; por el presupuesto para la Ciudad de México y, claro, por los votos para 2018.

Y es que, habilidoso, colmilludo y hasta taimado, Mancera parece dispuesto a sacar la mayor raja político electoral del recorte presupuestal.

Por lo pronto parece que “dobló” al secretario de Hacienda –y potencial adversario de Mancera en la boleta electoral de 2018–, quien deberá ceder a las pretensiones del jefe de Gobierno si es que no le quiere regalar una invaluable bandera de campaña.

Pero el verdadero enemigo de Mancera se llama López Obrador y –a despecho  de muchos “lopistas”–, la estrategia de Mancera parece más depurada y más moderna, y pudiera resultar más efectiva que las feas, rancias y desgastadas estrategias de un político avejentado que parece empeñado en ocurrencias y chistoretes, más que en política.

Sí, Mancera se podría convertir en el sepulturero de López Obrador.

Al tiempo.

          En el camino 

Aclaración obligada. Roberto Borge, Ex gobernador de Quintana Roo no huyo, sigue en la entidad.