Maestros de la CNTE, secuestrados

Todo indica que atrás quedó la violencia con que las autoridades llegaron a desalojar –con tolete en mano– a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación –a la CNTE–; pues en una acción pacífica –la madrugada de este jueves–, la Policía Federal desalojó a los disidentes que estaban plantados en la calle de Bucareli, en las cercanías de la secretaría de Gobernación.

Los maestros de la CNTE –que dicen estar en desacuerdo con la Reforma Educativa– fueron desalojados –sin fuerza–, cuando trataron de instalar un campamento en la Secretaría de Gobernación.

Si hacemos cuentas, esta es la tercera ocasión –en fechas recientes– en que los maestros de la Coordinadora acceden al diálogo.

Y a pesar de que la CNTE fue reducida, también es cierto que la Coordinadora ha buscado formas de mantener sus movilizaciones.

O si lo prefiere, que entre menos son los movilizados, mayor es la radicalización de la CNTE.

Prueba de ello es que los líderes de la Sección 22 amenazaron con expulsar de la CNTE –y del sindicato– a los profesores que no participen en las movilizaciones.

Y más allá de participar en sus movilizaciones, la CNTE advierte que una vez que termine el paro laboral, el ingreso de los maestros de educación física a las escuelas, “estará sujeto a la valoración de la delegación sindical, y/o colectivo de escuelas, en conjunto con los padres (de) familias”.

Eso sí, los profesores que participen en las marchas tienen que dejar constancia de que estuvieron presentes en las movilizaciones que además tendrá que ser respaldada por la defensa síndica y jurídica.

Pero hay más, los mismos liderazgos magisteriales ordenaron exhibir y rapar a los profesores que se atrevan a impartir clases a pesar del paro.

Es decir, que hoy la CNTE se comporta como los gobiernos más autoritarios y rancios; igual que la Unión Soviética de Stalin o la Alemania de Hitler.

Eso nos recuerda que muchos maestros viven secuestrados por el sindicato. Esto nos demuestra que cientos son acarreados. Esto nos confirma que muchos salen a las calles para no perder sus privilegios sindicales.

Aun así, muchos prefieren dar clases en la calle a pesar de que los llamen traidores o huevones.