Maduro sigue comprando tiempo

El pasado viernes, Nicolás Maduro –presidente de Venezuela–, decretó un estado de excepción y emergencia económica. Con esta medida, el dictador suramericano suspendió de un plumazo las garantías constitucionales, ¿cuál fue el motivo? La paranoica amenaza de que habría un golpe en contra de su gobierno.

Al respecto, la oposición chavista advirtió que esta medida podría limitar las protestas ciudadanas de quienes no apoyan el régimen de Maduro. Es decir, que los venezolanos interesados en promover la revocación de mandato, podrían ser silenciados por el gobierno de Maduro, que los vería como un puñado de golpistas.

Además, la Mesa de la Unidad Democrática solicitó al Consejo Nacional Electoral –controlado por el presidente venezolano–, que apresuren los trámites para que se concrete el referendo y se determine la destitución de Maduro.

Sin embargo, el régimen chavista se declaró abiertamente en contra de la consulta ciudadana y amenazaron con que a Maduro no podrán echarlo.

En este esquema, se confirma una vez más que la oposición trabaja contra reloj y con una larga lista de obstáculos. Por un lado, si la revocación de mandato no se resuelve este año, el poder podría quedar en manos del vicepresidente de la nación, Artistóbulo Isturiz, quien gobernaría hasta 2019.

Y por el otro lado, el estado de excepción y emergencia económica parece no tener plazo de vencimiento.

A pesar de que la oposición asegura que el decreto no es más que un plan desesperado para mantener a Nicolás Maduro en el poder, lo cierto es que podría tratarse de una jugada maestra del presidente venezolano. Pues en la carrera contra el tiempo, cada día –y cada hora– cuenta.

Por cierto, no está de más recordar que el pasado 3 de mayo, la recaudación de firmas para el referendo casi llegó a los dos millones; lo cual indica una baja popularidad del mandatario en Venezuela que para 2017 podría quitarle el poder.