Desde la instalación de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México, perredistas y morenos se han enfrentado por el reparto de comisiones.
Los diputados de Morena exigen que les asignen el 30 por ciento de las comisiones. Es decir, el mismo porcentaje de diputados de ese partido.
No obstante, los perredistas se han negado a entregar esos espacios a Morena.
En consecuencia, los legisladores de Morena se resistieron a participar en la instalación de comisiones, han faltado a las sesiones y han mantenido una protesta permanente.
A su vez, los perredistas han relegado a los morenos –incluso dieron de baja a dos diputados por no acudir a los llamados–, y les han entregado sólo comisiones extraordinarias.
Sin embargo, dicen los enterados, que amarillos y morenos habrían alcanzado un acuerdo.
Según circula en medios, los diputados de Morena estarían dispuestos a olvidar el asunto si los perredistas acceden a convertir en comisiones ordinarias todas sus comisiones extraordinarias.
Es así que, con un cambio de nombre, los diputados de Morena olvidarían el agravio de los perredistas. Eso sí, al ser comisiones ordinarias, la tajada del presupuesto sería mayor. Lo cual, una vez más, confirma que a Morena sólo le interesa el dinero.
