Los “méritos” de Encinas para presidir la Asamblea Constituyente

En las tres sesiones de trabajo que han sostenido, los encargados de elaborar la nueva Constitución de la Ciudad de México han hecho de todo menos enfocarse en la redacción del documento.

Algunos de los diputados constituyentes ni siquiera han sido capaces de sentarse en sus curules, pues —hasta ahora— ninguna de las sesiones logró reunir de manera simultánea a los 100 asambleístas. Y los que se dignan a presentarse prefieren perder el tiempo entre gritos y sombrerazos, o con discusiones estériles sobre la legitimidad de los funcionarios que no fueron elegidos por voto popular, la protección a los militares contra el crimen organizado, y hasta la importancia del movimiento estudiantil del 68.

En fin, una de las pocas acciones llevadas a cabo por la Asamblea Constituyente y que efectivamente están relacionadas con su encargo es nombrar como presidente de su Mesa Directiva a Alejandro Encinas. Luego de horas de negociación, los coordinadores de las 10 bancadas que integran el Constituyente nombraron una planilla única para presidir al órgano, con Encinas a la cabeza.

Pero ¿Cuáles son los méritos de tan ilustre personaje para ocupar tan importante cargo?

Al parecer, Encinas es el más simpático de la Asamblea, pues goza de la simpatía de los perredistas, quienes lo propusieron para el cargo. Tampoco le desagrada a los morenistas, pues —aunque estos apostaban por colocar en el puesto a Bernardo Bátiz— Encinas es un personaje que en antaño fue cercano a Andrés Manuel López Obrador. Y también tenía en la bolsa a los constituyentes “manceristas”, `pues él mismo fue uno de los funcionarios designados por el Jefe de Gobierno.

Pero por otro lado, no hay que olvidar las habilidades negociadoras de Encinas. ¿Será que uno de sus méritos fue haber negociado una de las maniobras más truculentas en la historia del Poder Legislativo?

El 23 de septiembre de 2010, encinas fue pieza clave en zafarrancho armado en el Congreso para investir con el fuero constitucional y garantizar inmunidad a Julio César Godoy, quien desde casi un año antes de aquella fecha se encontraba prófugo de la justicia en medio de acusaciones en su contra por tener vínculos con el cártel de La Familia Michoacana.

Dos días antes de aquél día —el 21 de septiembre de 2010— legisladores perredistas introdujeron a Godoy —escondido a bordo de un vehículo— al Palacio Legislativo de San Làzaro. Dicen los enterados que el hoy presidente de la Asamblea Constituyente ocultó al susodicho en su oficina por dos días y negoció con legisladores del PRI —asumiendo la responsabilidad de las consecuencias— para que Godoy fuese investido con el fuero y pudiera evadir la captura de la PGR.

En efecto, tras dos días de ocultarse en la oficina de Encinas y al amparo de éste, Godoy tomó protesta como diputado federal de manos del priista José Carlos Ramírez Marín.

Así son los miembros de la Asamblea Constituyente y así es su presidente.