Los independientes ya están pero no entienden para qué son: Pascoe

Contra la expectativa de muchos, los candidatos independientes están lejos de marcar la pauta del proceso electoral del 5 de junio.

Con el triunfo de Jaime Rodríguez en Nuevo León –en la elección de junio de 2015–, muchos creyeron que, este año, veríamos una ola de candidatos independientes con posibilidades de triunfo. Sin embargo, eso no ocurrió.

En este momento, de los 11 individuos que buscan una gubernatura “por la libre”, ninguno tiene oportunidad de ganar.

Por eso, insistimos en la pregunta, ¿dónde están los independientes?

En entrevista para La Otra Opinión, Ricardo Pascoe Pierce –analista político– habló de la confusión que existe en torno a los aspirantes independientes.

Según Pascoe, muchos quisieran que los independientes no tengan vida partidista o participación en la política. Sin embargo, el analista –quien, por cierto, busca una candidatura independiente al Congreso Constituyente de la Ciudad de México–, explicó que estos perfiles no existen.

En realidad, los que aspiran a una candidatura independiente tienen –y deben de tener– una trayectoria en la política para saber cómo operan las fuerzas del poder y qué podrían hacer en caso de ser electos.

La experiencia y el conocimiento –no los sellos de pureza–, debieran ser el distintivo de las candidaturas independientes, advirtió el político.

Por otro lado, Pascoe Pierce llamó a dejar de ver a los independientes como el sustituto de los partidos políticos, pues no funcionan así.

Las candidaturas independientes –para el especialista–, son un instrumento con el potencial de acotar y corregir los excesos de los partidos.

Evidentemente, los partidos políticos no van a desaparecer. En consecuencia, es ilógico esperar que los independientes los desplacen. En realidad, ambos elementos deberán coexistir y limitarse mutuamente.

Es decir, los independientes podrían contener a los gobernadores que intentan meter la mano en los procesos, a los partidos que buscan ganar elecciones con guerra sucia y a los políticos que convierten sus campañas en grandes despilfarros.

En el fondo, el problema central de las candidaturas independientes es que los ciudadanos –y los candidatos– no han entendido su función. Por eso están lejos de dar los resultados esperados.

Es así que, si los independientes no asumen el papel que les corresponde, no se convierten en los esquemas de balance para los que fueron diseñados, y no ofrecen una alternativa discursiva y programática; entonces estarán condenados a la muerte súbita.