Loas de Mancera y Peña al Papa, ¿y el Estado laico?

Primero fue el gobierno capitalino. En distintos espacios –como vallas, espectaculares y los andenes del Metro–, aparecieron mensajes de bienvenida al Papa Francisco.

Después tocó el turno al gobierno federal. A inicios de esta semana, la Primera Dama Angélica Rivera presentó un disco con canciones inspiradas en la visita del Sumo Pontífice.

En ambos casos, no está de más preguntar, ¿será que el Papa viajará en Metro y por eso se los letreros? ¿será que Francisco tendrá tiempo de escuchar el homenaje que hizo la esposa del presidente Enrique Peña?

Pero más importante, ¿será que los consejeros jurídicos de Presidencia y del gobierno capitalino se olvidaron que el artículo 40 de la Constitución Política Mexicana establece que nuestro país es una república representativa, democrática, laica y federal?

¿Será que los hombres que susurran al oído del presidente y del jefe de gobierno no saben que la laicidad implica que los Estados garanticen que exista espacio para la expresión de todos los credos?

Por donde se vea, es una torpeza que el dinero público –y la imagen del gobierno– se utilicen para arropar a un líder religioso que visita nuestro país.

Si ésta fuera una práctica común, entonces veríamos el mismo comportamiento cada que llega a México algún jerarca de cualquier otra religión. Y eso no ocurre.

De igual forma, quienes argumentan que el Estado mexicano simplemente da la bienvenida a otro jefe de Estado, olvidan que no existe evidencia de otra visita de otro jefe de Estado que amerite tapizar los andenes del Metro y que las primeras damas graben discos conmemorativos.

Por eso preguntamos, ¿a qué se deben las loas al Papa por parte de los gobiernos de Enrique Peña y Miguel Mancera? ¿cómo debemos entender estas prácticas que no empatan con los protocolos y que, al botepronto, parecen inconstitucionales?