Empieza la verdadera reforma educativa

La reforma educativa puede verse como un gran edificio.

Con el censo de maestros y la evaluación docente se construyeron la fachada y se concluyeron los acabados.

No obstante, dicen los enterados que hace falta construir los cimientos y amueblar la construcción.

La pregunta es, ¿cuáles serían estos cimientos? ¿cuáles son los pendientes de la autoridad en materia educativa?

Para el Maestro Francisco Landero, presidente del consejo consultivo de SUMA por la Educación, los cimientos de la reforma educativa serían un replanteamiento del programa educativo, una reforma en las escuelas normales y una revolución tecnológica –y pedagógica–, en los salones de clase.

Por eso, cuando el secretario de Educación Pública –Aurelio Nuño–, anunció que cualquiera que presente un examen –y no sólo los egresados de las normales–, podrá dar clases en una primaria y secundaria pública, el Maestro Landero dijo a La Otra Opinión, que había arrancado la verdadera reforma educativa.

Para Landero, el anuncio de Nuño es una de las noticias más positiva en materia de educación. Finalmente se pusieron las bases para un verdadero cambio en materia educativa. Y es que, por la tangente, el gobierno federal realizó una acción directa para reformar a las normales.

Es decir, que sin desaparecer las escuelas normales y sin tratar de meter mano en su operación, la secretaría de Educación Pública metió a los egresados de normales a un esquema de competencia con cualquiera que tenga interés de ser maestro de educación básica y esto, con el tiempo, obligará a las normales a renovarse o morir.

Es así que, con un anuncio que parece simple, Aurelio Nuño dio el banderazo para una de las transformaciones más profundas y significativas en estos tres años de reforma educativa.

Finalmente se alteró la esencia del sistema educativo. Finalmente se verán cambios. Finalmente, las Normales deberán adaptarse… o quedarán condenadas al olvido.