La “ola antifuero” llega a Chihuahua

En los cinco meses más recientes, en varias entidades de la República se han aprobado reformas o se han presentado iniciativas para la eliminación del fuero en las respectivas constituciones locales. Este martes, la “ola antifuero” alcanzó un nuevo estado: se trata de Chihuahua, a donde llegó de la mano del nuevo gobernador, Javier Corral.

En su discurso de toma de protesta, Corral prometió presentar al Congreso local una iniciativa “para eliminar el fuero del que goza el gobernador y diversos servidores públicos”.

Con Chihuahua, ya suman seis los estados que en este 2016 han sido bañados por esta ola de reformas o iniciativas para la supresión del fuero constitucional.

En tres estados, la supresión del fuero ya es un hecho. La ola arrancó en mayo, cuando el Congreso de Veracruz aprobó una reforma para la eliminación de la figura del fuero del gobernador y de los alcaldes. En julio, el Congreso de Jalisco suprimió el fuero de los funcionarios públicos, y apenas el pasado jueves ocurrió lo propio en Querétaro.

Por otro lado, hay otras dos entidades donde a eliminación del fuero podría estar en ciernes. Se trata de la Ciudad de México —que en el proyecto de su nueva Constitución contempla dar el mismo paso— y de Campeche, donde el gobernador, Alejandro Moreno, ya presentó una iniciativa ante el gobierno local. Y tras las declaraciones del gobernador Corral, Chihuahua podría convertirse en el sexto estado de la república en sumarse a la ola antifuero.

Pero, ¿Qué motiva esta embestida de los gobiernos estatales en contra del fuero?

De acuerdo con Corral, su iniciativa para suprimir el fuero se enmarca en la lucha contra la impunidad y la corrupción.

En uno y otro estado, los argumentos son los mismos: cero tolerancia a la corrupción, poder juzgar a funcionarios que cometan delitos, supresión de privilegios e inmunidades en pos de la igualdad entre funcionarios y el resto de la ciudadanía, etc.

Pero, ¿No será que los gobernadores impulsan iniciativas en contra del fuero para ataviarse con un manto de honestidad? Qué mejor que demostrar —o en su caso, simular— que se es honesto y que no se le teme a ley que despojándose de la protección que, para muchos, es garantía de impunidad.