La justicia por mano propia sigue siendo tendencia

 

En la imagen que ilustra esta nota se ve a dos jóvenes en posición fetal, tirados en el suelo y con un aspecto andrajoso.

Ellos son los encuestadores que hace un par de días fueron golpeados por los habitantes del municipio Ignacio Zaragoza, en Tabasco.

Los muchachos eran empleados de la empresa de consultoría Simo Consulting, y fueron confundidos con secuestradores mientras realizaban sondeos sobre la satisfacción de los servicios públicos de los ciudadanos.

De acuerdo con las versiones oficiales, la gente comenzó a sospechar de los encuestadores debido a que una persona supervisaba el desempeño de los encuestadores desde un automóvil.

De este modo, cerca de 600 personas estuvieron a punto de terminar con la vida de los jóvenes que sólo hacían su trabajo.

Es así como nos damos cuenta de que en México la tendencia de justicia por mano propia sigue vigente, lo que nos hable de por lo menos tres focos rojos que deben ser atendidos con urgencia:

  1. La gente ya no cree en la autoridad
  2. Los gobiernos municipales no están funcionando en materia de seguridad
  3. No hay capacidad por parte de las instituciones para evitar que la labor de encuestadores, promotores de programas sociales y del voto, entre otros, siga siendo de riesgo.

Cabe recordar que en los últimos meses los linchamientos han sido la nota en diversas ocasiones. A continuación algunos casos:

El 24 de julio, en San Juan Chamula, Chiapas, cerca de 50 personas lincharon al alcalde en funciones, Domingo López González, quien murió a manos de los pobladores que exigían recursos para el desarrollo de la obra pública de las comunidades de la demarcación.

El 29 de febrero en Chapulco, Puebla, tres personas –señaladas como secuestradores–, fueron golpeadas por los habitantes del lugar.

De acuerdo con la información oficial, cerca de 300 vecinos de la colonia Aquiles Serdán persiguieron a siete individuos que habrían tratado de secuestrar a los miembros de una familia de la localidad.

El 27 de enero, un delincuente fue “ajusticiado” por los habitantes de Acatlán de Osorio, en Puebla. El presunto criminal habría robado una casa y asesinado al propietario. Luego de cometer el delito, los vecinos trataron de impedir su escape y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente. Aunque el presunto asaltante fue resctado por las autoridades, el hombre murió a su llegada al hospital.

El linchamiento es un delito que arrastra la civilidad, la norma, la ley y la impartición de justicia y que no castiga a los culpables –ocultos en el anonimato–, pero tampoco castiga a los servidores públicos que la provocan… Por eso nos preguntamos, ¿hasta cuándo?