La derrota de AMLO entre: un tigre suelto, chingadazos o el México Bronco

La declaración del aspirante presidencial de Morena ante banqueros de “Quien suelte el tigre, que lo amarre”, pareció haber terminado con el tono conciliador de su ponencia en la Convención Bancaria, en el cual pedía calma a los banqueros en relación de que no habrá expropiaciones o nacionalizaciones en caso de que el sea electo presidente el próximo 1 de julio.

Las palabras finales de AMLO, no dejaron del todo convencidos a los banqueros que se dieron cita en Acapulco, estos ven la posibilidad de que el tabasqueño puede desestabilizar al país.

El temor creció al escucharle decir que el no iba a controlar a la gente con su eventual retirada a Chiapas, en caso de perder las elecciones, esto nos hace recordar tres episodios en la historia política del país.

El primero a la frase atribuida al dictador Porfirio Díaz cuando zarpó en el buque Ipiranga a su exilio en Francia, en el cual según dijo:  Madero, ha soltado al tigre, a ver si puede domarlo”, en referencia que la revolución se tornaría más sangrienta entre todos los que se unieron para derrocarlo y el ya no estaría ahí para verlo.

La segunda es de John M. Ackerman, ideólogo del tabasqueño quien el pasado 4 de febrero lanzó la frase: “La única manera de que haya un cambio pacífico es con López Obrador. Si nos vuelven a robar la elección, va a haber chingadazos”, aludiendo que si pierde de nuevo, va a haber una reacción violenta de sus seguidores negando una nueva derrota.

La tercera de Jesús Reyes Heroles cuando fue secretario de gobernación en 1978 y dijo:  “Pensemos precavida y precautoriamente que el México bronco, violento, mal llamado bárbaro, no está en el sepulcro; únicamente duerme No lo despertemos, unos creyendo que la insensatez es el camino; otros aferrados a rancias prácticas”, a un año después de haber promulgado la “Reforma Política” en la que abría espacios a la oposición en el congreso, Reyes Heroles lo hizo con el riesgo de ganar enemigos en el PRI.

Aquí nos preguntamos ¿Con qué perspectiva habrá hablado López Obrador?, ¿Cómo un viejo dictador que se retira y no verá como se pelean quienes no lo dejaron llegar al poder?, ¿Retirarse y esperar que triunfe la revuelta de sus simpatizantes y estos lo aclamen presidente por medio de la violencia?, ¿Retirarse siendo un demócrata y abrir paso a la oposición que le ganó a pesar de ganar la antipatía de sus seguidores?

Pero tratándose de López Obrador, lo más probable es que sea como la segunda o si en verdad ya maduró puede retirarse como la tercera, o en verdad el despierte al “México Bronco”, pero todo es una incógnita con el.