Influyente teólogo, lo acusan de pederastia y se suicida

Escándalos de pederastia, donde se han visto involucrados sacerdotes católicos, hay muchos. Sin embargo, también se conocen incidentes en que las supuestas víctimas de abuso lanzan acusaciones falsas que dañan la reputación de los religiosos.

Un caso que podría caber en la segunda categoría –la de acusaciones falsas–, es el del sacerdote Virgilio Elizondo, quien se habría suicidado el lunes pasado en su casa de San Antonio, Texas.

El sacerdote de la Arquidiócesis de San Antonio –considerado el padre de la Teología Latina y figura clave del empoderamiento hispano en Estados Unidos en la década de los 70– fue acusado en 2015 de abuso sexual por un hombre que asegura fue violado por Elizondo en 1983. En todo momento, Elizondo negó las acusaciones.

Y aunque al momento no se ha confirmado si el sacerdote, de 80 años de edad, abusó del hombre; lo cierto es que su figura fue cuestionada por muchos creyentes que lo veían como un hombre querido y admirado. Incluso sus compañeros religiosos han declarado que era “una figura” paterna para muchos hispanos. No obstante, la muerte del teólogo frenó las investigaciones del caso.

Entre los católicos hispanos de Texas, el padre Virgilio Elizondo era muy popular. Además era conocido por su trabajo vinculado a la Teología  de la Liberación de Estados Unidos. Es así que para muchos fieles católicos hispanos, no queda claro cómo alguien –como Virgilio Elizondo, quien apareció en la revista Time como uno de los principales líderes espirituales estadounidense–, podría haber abusado de un menor en la década de los ochenta.

Cabe recordar que Virgilio Elizondo también era profesor de Pastoral y Teología en la Universidad de Notre Dame y fue el fundador de la Academia de Teólogos Católicos Hispanos en Estados Unidos. Incluso existe un premio con su nombre.  

Por eso, más de uno se pregunta, ¿y si todo fue un invento? ¿y si la difamación pudo más que los hechos y un sacerdote inocente se quitó la vida? ¿y si la presión mediática cobró otra víctima?

Aparentemente, este caso quedará inconcluso. Pues la muerte del prelado significa un final abrupto para una investigación plagada de dudas.

Acaso lo más doloroso es que mientras Virgilio Elizondo se quitó la vida en medio de dudas, otros muchos sacerdotes –acusados con pruebas de casos de pederastia– son encubiertos por jerarcas corruptos como el propio Norberto Rivera en México quien, durante años, ignoró las denuncias contra el abominable abuso de Marcial Maciel.

Acaso por eso, hace meses, el Papa Francisco mandó instaurar un tribunal especial en El Vaticano para hacer frente a estos casos. Además, en su visita a México, Francisco declaró que “un obispo que cambia a un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia, es un inconsciente, y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia”.  

Es una pena que la justicia –civil o eclesiástica– no llegarán para Virgilio Elizondo. Es una pena que su muerte ocurriera en medio de dudas. Es una pena que la memoria de un hombre que se distinguió como una gran teólogo y activista por los migrantes hispanos en Estados Unidos, quede salpicada por preguntas que difícilmente tendrán respuesta.