Impacto de Panama Papers depende de cultura y leyes de cada país: Ochman

Este martes renunció al cargo el Primer Ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlaugsson.

El nombre del político –de centro derecha– apareció en las filtraciones de los llamados Panama Papers.

Según las filtraciones, el ahora exprimer Ministro no transparentó que él y su mujer son dueños de la empresa Wintris Inc; una compañía radicada en el extranjero que se usó para invertir recursos familiares y para comprar bonos —por más de 4 millones de dólares— en tres bancos que quebraron en la crisis financiera islandesa de 2008.

El político asegura que no incurrió en comportamientos ilegales, que él declaró sus propiedades y que su mujer ha pagado los impuestos correspondientes a la empresa en cuestión.

No obstante, lo que no dice es que en 2009, cuando inició su vida política en el parlamento islandés, el exprimer ministro no declaró la propiedad de la empresa y vendió sus acciones —por un dólar—, ocho meses después de llegar al cargo.

Luego de la caída de Gunnlaugsson, no pocos mexicanos se desgarraron las vestiduras pues en México no se ven renuncias como las de Islandia.

Sobre el tema, la Doctora Martha Ochman, profesora de la Escuela de Gobierno de Tecnológico de Monterrey, explicó que el caso de Islandia es muy particular.

En entrevista para La Otra Opinión, la especialista aclaró que, en primer lugar, Islandia viene de una crisis económica severa que dejó a muchos sin casa en 2008.

Actualmente, el 90 por ciento de los islandeses tiene una hipoteca y, cuando estalló una crisis inflacionaria que impidió que muchos cubrieran sus adeudos, cientos terminaron en las calles.

En esta lógica, el gobierno actual llegó al cargo con la promesa de que renegociaría los fondos con los bancos y conseguiría la condonación de parte de la deuda.

No obstante, a la vuelta de los años no sólo se demostró que esta promesa es inviable sino que el primer ministro Gunnlaugsson apostó en contra de los islandeses. O si lo prefiere, invirtió en los fondos de deuda que dejaron a muchos sin hogar.

Esta traición fue la que llevó a miles a las calles de Reikiavik –la capital de Islandia–, esto fue lo que provocó el descontento colectivo y esto fue lo que detonó la salida del Primer Ministro.

En el caso de Islandia, no estamos ante un caso de evasión fiscal o de lavado de dinero –como ha ocurrido en muchos de los casos que exibieron los Panama Papers–, no obstante, la Doctora Ochman recordó que en Europa, las expectativas de honestidad y austeridad de los políticos son mucho más elevadas que las que tenemos en México.

O si lo prefiere, que el nivel de tolerancia a las prácticas indebidas es mucho mayor en nuestro país.

Por eso –y porque el caso islandés es completamente distinto a lo que hemos visto en México–, resulta terco –y hasta tonto–, esperar en nuestro país reacciones como las que ocurrieron al otro lado del mundo, en un país completamente distinto.