Iglesia quiere mediar conflicto en Oaxaca… y confunde la gimnasia con la magnesia

Como es costumbre, la Iglesia católica mexicana opina siempre que hay un tema relevante o un asunto que convenga a sus intereses. Y como también es costumbre, pese a que las intenciones del clero parecen buenas, lo cierto es que a veces, sus representantes confunden una cosa con otra.

Ante los enfrentamientos entre autoridades y maestros de la CNTE –quienes se oponen a la Reforma Educativa–, Fabio Martínez Castilla, obispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, envió un mensaje a los maestros disidentes… y de paso al Gobierno.

El obispo chiapaneco pidió, en nombre de la sociedad, que la CNTE deje libre las vías de comunicación que mantienen bloqueadas en Chiapas y Oaxaca. Según el prelado, sólo así podrán “vivir en paz y caminando juntos en espera de buenos resultados para la Reforma Educativa, por el bien de todos”.

Sin embargo, en sentido contrario a la postura del Gobierno –que se mantiene firme en no negociar la Reforma Educativa–, los obispos mediadores dijeron a la CNTE que trabajan para que la Reforma Educativa “sea dialogada” en el Congreso.

Y aunque el obispo pidió “con respeto” abrir el diálogo sobre la reforma, parece que no se da cuenta que los maestros de la CNTE no respetan la ley; extorsionan, saquean, hacen marchas, se plantan, insultan, golpean, rapan a los que no comulgan con ellos, retienen autoridades, y un largo etcétera.

Bien por los obispos que se pronunciaron por la prevalencia de los derechos humanos, pero ¿dónde están los de los terceros?

Dice la iglesia que si el presidente Enrique Peña Nieto recibió a los empresarios debería, también, de recibir a los maestros de la Coordinadora.

No obstante, los obispos deberían tener cuidado con las comparaciones. Recordemos que la Reforma Educativa nació de un pacto entre las tres principales fuerzas políticas de nuestro país. Mientras que el acercamiento entre empresarios y gobierno fue por las imprecisiones de la llamada Ley 3 de 3.

Es decir, que como dicen, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

Por eso, bien por la iglesia que intenta mediar en un conflicto que ha polarizado a los oaxaqueños. Pero cuidado, su labor de buena fe podría incurrir en verdaderas equivocaciones.